
1. La culpa. “Un buen policía no puede dormir cuando le falta una pieza del rompecabezas. Uno malo porque su conciencia no lo deja”, le recuerda la idealista Ellie Burr (Hillary Swank) a Will Dormer (Al Pacino), el atormentado detective de Insomnia (2002), quien lleva consigo hasta el confí el mundo el peso de decisiones erróneas que tomó para asegurar justicia a un niño muerto y la muerte accidental de su compañero. El multimillonario Bruce Wayne (Bale), en Batman inicia (2005), lucha por exorcisar los miedos que lo hacen sentirse responsable del asesinato de sus padres. Dom Coff (Leonardo DiCaprio) sufre la muerte de su esposa Mal (Marion Cotillard) y el exilio forzoso que lo aleja de sus hijos, ambos causados por la búsqueda de una mejor realidad en El origen. La culpa es ampliamente explorada, por sólo citar un caso, por Edgar Allan Poe, un autor al que sin duda le debe mucho Nolan.
2. La obsesión. “La obsesión y la sed de venganza pueden consumirte, convertir el recuerdo de un ser amado en veneno en las venas”, advierte Henri Ducard/Ra´s al Ghul (Liam Neeson) a Bruce Wayne en Batman inicia. El joven millonario casi se convierte en aquello que asesinó a sus padres y eventualmente, por fortuna suya y nuestra, se transforma en un defensor de los ideales de la finada pareja. Robert Angier (Hugh Jackman) y Alfred Borden (Bale), los dos magos de El gran truco (2007), se enfrascan en una riña casi infantil que tiene terribles consecuencias para los dos, misma que lleva a uno incluso a mutilarse. En una forma aparentemente inocua, el joven escritor (Jeremy Theobald) de Following (1998) sigue al azar a las personas por las calles de Londres, con consecuencias finales terribles para él.
3. La memoria. Leonard (Guy Pearce) sufre de pérdida de memoria de corto plazo, defecto que lo lleva a tatuarse compulsivamente –aspecto que también lo ublica en el rubro anterior- y a documentar cosas importantes con fotografías instantáneas. Los personajes de Nolan son torturados frecuentemente por recuerdos de personas o situaciones, hecho para el que el director emplea los insertos que ya mencioné, como esa mancha roja sobre la impoluta tela en Insomnia o los murciélagos que aterrorizan a un futuro héroe en Batman inicia.
- El crimen. “El crimen prospera por la indulgencia de la sociedad”, reflexiona nuevamente Ra´s al Ghul en Batman inicia. Y habla con verdad. Este cáncer es una constante en el cine de Nolan, es una preocupación actual que aprovecha como resorte narrativo: la violación y homicidio de la esposa de Leonard, la muerte de la esposa de Angier, el asesinato de la joven pueblerina de Alaska, el doble homicidio de los padres de Bruce Wayne, el suicidio de la bella Mal.
5. Los límites. “Este tipo cruzó la línea y ni siquiera parpadeó”, observa Dormer en un anfiteatro ante la obra de un potencial asesino en serie. Los límites, para Nolan, están hechos para romperse, con consecuencias no tan afortunadas: el millonario que abandona la comodidad de su posición para perseguir otra forma de justicia –condenado a la pérdida y la soledad-, el mago que rompe todas las normas para alcanzar la superioridad en su arte, el espía del subconsciente que transgrede las barreras de la mente.
6. La dualidad. Walter Finch (Robin Williams) es un escritor que sublima sus impulsos violentos a través de sus novelas, hasta que una joven admiradora de Alaska no corresponde sus afectos. Todos los persoajes de Amnesia tienen dos rostros, uno oculto por la memoria del protagonista. Angier adopta el nombre artístico de El Gran Danton para recibir los aplausos que su obsesión no merecería, así como el torcido psicólogo Jonathan Crane (Cillian Murphy) adopta el rostro de un Espantapájaros para infudir el miedo que su aspecto normal no proyecta. El tema del doble es muy atractivo y tiene grandes represetantes en la literatura, como el Bartleby de Hermann Melville o El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson.
7. El heroismo. “O mueres como un héroe, o vives lo suficiente para convertirte en villano” o “no el héroe que la ciudad necesita, sino el que merece”, son algunas –entre muchas- de las más afortunadas líneas de Batman, el caballero de la noche (2008). El heroismo de los personajes de Nolan no sólo se visualiza en actos grandilocuentes, sino en el sacrificio. Los héroes no se definen únicamente a través de disfraces, sino en las acciones más cotidianas, en lfidelidad a sus ideales. En la escena donde James Gordon (Oldman), “el único policía honesto en una corporación corrupta”, descubre a un intocable jefe de la mafia atado con cadenas a un potente reflector, la posición del criminal proyecta en el cielo la figura de un murciélago, pero Gordon sólo ve esperanza. Porque Gordon necesitaba esa señal para reforzar su causa.
Por todo lo anterior creo que podemos validar la expresión nolaniano para referirnos al trabajo de este talentoso realizador. Sigo en suspenso por la próxima –y última- entrega de Batman. Nolan es capaz de romper la maldición de las infames terceras partes –aunque me gusta El Padrino parte III está muy lejana de las cotas de sus predecesoras, y ni qué decir Superman 3, Batman eternamente o El hombre araña 3-, porque definitivamente es un cineasta que tiene mucho por ofrecernos.
El manejo de ideas y conceptos tan profundos en sus filmes, demuestran que Nolan, no sólo hace cosas taquilleras y comerciales, con el fin simple de atrapar a las masas para crear dnero a base de una historia simplona.
ResponderEliminarSi bien no conozco sus filmes lo suficiente, opino que ya podríamos ir hablando de un cine Nolaniano, o estar muy atentos porque el término no tarda mucho en acuñarse.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Ahhh! ¡Qué espanto! Mi comentario está lleno de horrores ortográficos (sin causa)
ResponderEliminarVa corregido:
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Creo que para hablar de un cine Nolaniano nos hacen falta algunas películas más del autor. Me parece que es muy pronto para aislar totalmente sus constantes estéticas y temáticas, aunque algunas ya estén comenzando a asomarse.
Por otro lado, es evidente que Nolan es, además de un erudito en cine y literatura de géneros, un apasionado de la psicología y la psiquiatría, De hecho,cada una de sus peliculas es un tratado acerca de un tópico de la psique humana: Memento: la memoria; Insomnia= La culpa; The Prestige= El odio y la venganza; Batman Begins= El miedo; The Dark Knigth= la locura; Inception= lo onírico.
Considero, sin embargo,que presenciamos el surgimiento de uno de esos monstruos del septimo arte, capaz de reconfigurar y reelaborar el lenguaje cinematográfico para insertar sus propias obsesiones como creador.
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Tan tan
Concuerdo con ustedes, King y Yoatecutli. Pese a lo pequeña de su filmografía, creo que ya podemos distinguir sus obsesiones, porque su calidad es indiscutible. Saludos!
ResponderEliminarEs lo que la gente necesita, aquella oscuridad que el mundo de lo superficial se ha encargado de maquillar. Lejos de la oscuridad fantástica de Burton, del formalismo de Aronowsky (por compararlo con una promesa de cine indiscutible), el desvanecimiento de un creador de origen baudeleriano (Sam Raimi, Peter Jackson, ¡miren que aliarse con un Spilberg/proxenetable/mercachifle de la taquilla!), u otro tanto joven talentoso por aquí y por allá, se me antoja decir que Nolan tiene carácter. Desde que lo ví por vez primera en Memento, supe que ahí había una luz.
ResponderEliminarNo sé mucho de cine, pero, aunque no me atrevo a decir que ha creado un universo lo suficientemente sustancial como para sostenerse a sí mismo, definitivamente es impresionante, disfrutable y majestuoso.