Para iniciar el mes, en medio de un panorama
desalentador, hablemos de vampiros menos peligrosos que los de la vida real.
Hace dos semanas se estrenó Sombras tenebrosas (Tim Burton, 2012). En muchos espacios
he dicho que cumplió mis expectativas, que no es lo mejor del cineasta pero
supera sus descalabros previos. Sólo me falta reproducir la opinión autorizada
de Ernesto Diezmartínez, publicada
en el diario Reforma en su sección Primera fila del viernes 22 de junio de
2012.
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Burton
se pone sangrón
Ernesto Diezmartínez
La cosecha de freaks nunca se acaba: un vampiro
resucitado que no se halla en los Estados Unidos de los años 70, una jovencita
enviada a un manicomio porque habla con fantasmas, un niño que ve continuamente
a su mamá muerta, una adolescente rebelde –usted disculpará el pleonasmo- que
esconde un secreto, una bruja devota de su inagotable objeto de amor/odio eterno…
Claro, tratándose de una película de Tim Burton,
toda esta galería de outsiders es apenas natural. Sombras tenebrosas (Dark
Shadows, EU, 2012), el más reciente largometraje del director de Ed Wood
(1994), reafirma la idea de que Mr. Burton no puede (o no sabe o no quiere)
hacer otra cosa que lo que ha hecho siempre. Y a ratos le sigue saliendo bien,
hasta eso.
Basada en una serie de televisión homónima que se
produjo de 1966 a 1971 –y que por fortuna no conozco, pues los admiradores de
la teleserie han aborrecido este filme-, he aquí que el vampiro Barnabas
Collins (Johnny DEpp, ¿quién más?) reaparece en el pueblo costero de Collinsport,
Maine, después de 200 años de estar encerrado y encadenado dentro de un ataúd.
La época en la que despierta Collins es 1972 y el
desconcertado vampiro del siglo 18 encuentra que el emporio de su familia ya no
existe, que sus descendientes están empobrecidos, que su archirrival Angelique
(desatada Eva Green)sigue viva, que en EU hay greñudos por todos lados, que
existen objetos extraños llamados televisores y que “una mujer muy fea” llamada
Alice Cooper (él mismo en cameo) es cantante.
Burton se mueve con una gran soltura entre el horror
camp y la parodia setentera, aunque termina en un tono acaso demasiado serio,
con un desenlace que es digno de un melodrama de amor gótico-fantasmal.
En todo caso, si bien es cierto que la película de
estar entre lo mejor de Burton –propongo Beetlejuice (1988)-, por lo menos se
trata de un filme mucho más consciente que Alicia en el País de las Maravillas
(2010).
Y, bueno, por ahí y por allá Burton deja ver
chispazos de su talento, como en la escena del destructivo y apasionado coito
entre Barnabas y Angelique, a ritmo de “You´re the First, the last, my
Everything” de Barry White. Ya sé, ya sé: debería darme vergüenza. Pero qué
quiere: crecí en los 70. Como Burton.
La canción de Barry White es una de mis favoritas de todos los tiempos y no crecí en los 70's
ResponderEliminarLa pelicula me entretuvo
Yo nací y crecí en los 70. Saludos, Moni.
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