Algunos rituales
son importantes. De eso saben muy bien nuestros vecinos del país norte, que han
convertido en una verdadera tradición el Monday nigth football, una reunión
obligada frente al televisor donde los espectadores se emocionan con las
contiendas entre sus equipos favoritos, devoran botanas de todo tipo y mucha
(mucha) cerveza.
En el México de
mi infancia eso se trasladaba a los domingos, donde observar las hazañas
futboleras de mi tío consumía el día y luego las tardes entre los programas de
la televisora privada y estatal de la era. Eso afirmó mi desprecio por el que
muchos llaman el juego del hombre
(hoy es más un espectáculo que un deporte) y afianzó mi amor por el horror.
Los últimos años
he visto con satisfacción que la televisión por cable transmite al menos dos
programas (The walking dead y American
horror story) relacionados con el género en horario estelar. Y mejor, hace
alarde de esto. Así que me pregunto, ¿no podemos institucionalizar un Tuesday
night horror? Quien me conoce sabe que detesto el abuso de los
anglicismos, pero en este caso es necesario para emular el sentido de la idea que
desprende la iniciativa.
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