He encontrado las opiniones más variadas de El
cuervo, guía para un asesino: quienes la abrazan y reconocen sus
méritos, los que la odian (Vicente
Quirarte la detestó, al grado de suplicarme no verla, y él conoce muy bien
la vida y obra de Edgar Allan Poe) y
personas como yo, que se encuentran en el punto medio pero que se inclinan a la
segunda posición. Para contribuir a formarnos un criterio definitivo,
reproduzco la opinión autorizada de mi amigo Rafael Aviña, que igualmente conoce y admira a Poe. Fue publicada
por el periódico Reforma, en su sección
Primera fila, el viernes 18 de mayo de 2012.
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Asesina
al pie de la letra
Rafael Aviña
Inspirado quizá y sin crédito alguno en la
intrigante novela de Matthew Pearl, “La sombra de Poe” (Seix Barral, 2006) , el
argumento de “El cuervo: guía para un asesino” (EU-Hungría-España, 2012)
dirigida por ames McTeigue, intenta sumergirse en los últimos días de vida del
escritor estadounidense Edgar Allan Poe (1809-1849), así como en su extraña y
delirante personalidad.
Al mismo tiempo, pretende rastrear en la psicopatía criminal
del siglo 19, en correspondencia a la torturada fantasía literaria del autor de
relatos como “Los crímenes de la calla Morgue”.
Responsable de la fascinante “V de venganza” (2005),
según la novela gráfica escrita por Alan Moore, Mc Teigue parece tomar como
punto de partida otro filme que también adapta a este autor, “Desde el infierno”
(Allen y Albert Hughes, 2001).
Al igual que ésta, todos los ingredientes del serial
killer contemporáneo están presentes: brutales homicidios, presión de la opinión
pública, la ciudad presa del morbo y el pánico, y la cacería de un asesino a
través de métodos científicos novedosos, con un detective (Luke Evans) que
utiliza recursos y deducciones modernas para atrapar a un psicópata que se
inspira en los relatos de Poe para matar a sus víctimas.
Es así como la mismísima figura de Poe (John
Cusack), muerto en circunstancias nunca aclaradas, toma relevancia al ser requerido
por la policía, luego de que varias víctimas aparecen asesinadas siguiendo los
métodos de historias como “La fosa y el péndulo”, “El caso del Sr. Valdemar”, “El
cuervo” o “El corazón delator”.
No obstante, el asunto se torna más siniestro cuando
la amada de Poe, Emily (Alice Eve), es secuestrada y enterrada viva por el
asesino, retando al escritor a salvarla, a través de un relato original que lo
satisfaga.
Esta historia de admiración psicótica al estilo de “El
fanático” (Tony Scott, 1996) o “El rey
de la comedia” (Martin Scorsese, 1983) está más cerca de las actuales y
estilizadas revisiones de personajes literarios del siglo 19 (Conan Doyle,
Dickens, Verne) que de las anteriores adaptaciones del universo de Poe al cine
(Corman, Malle, Fellini, Vadim).
La eficacia de Mc Teigue evidente, sin embargo
hubiera alcanzado mayores alturas, apostando más por la obsesión criminal que
por la trama romántica.
Coincido en su diagnóstico, querido colega: Por más que lo busqué, lo cierto es que nunca pude encontrar a Poe en esa película—a Poe el artista torturado, a Poe el autor de El barril de amontillado o El gato negro. No es un total desperdicio, pero tampoco aporta gran cosa al mito del autor. Una lástima.
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