ACTO SEGUNDO.
Escena 1. El Voivoda Drácula
Se abre el telón.
La Sala de Lectura del Museo Británico. Entran Bram y el profesor Vámbéry. Bram lleva consigo la libreta de pasta roja que Hall Caine la obsequió en la escena previa, visiblemente engrosada por su trabajo.
VÁMBÉRY.- (Observa el salón repleto de libros, entusiasmado) ¡Fascinante! Desde la majestuosa Biblioteca de Alejandría, este debe ser el recinto más grandioso jamás construido.
STOKER.- Una comparación arriesgada, profesor. Toda biblioteca es grandiosa por sí misma, sin importar sus dimensiones.
VÁMBÉRY.- Tiene razón. Nuestro amigo Hall me puso al tanto de los progresos en su investigación. Debo felicitarlo, amigo Stoker.
STOKER.- Gracias, profesor.
VÁMBÉRY.- A estas alturas, creo que se ha convertido en una autoridad en el estudio de los vampiros.
STOKER.- Y sin embargo, ahora deseo extender mi visión hacia otra área del conocimiento.
VÁMBÉRY.- ¿A cuál de ellas?
STOKER.- La Historia. De su país, concretamente.
VÁMBÉRY.- (Mira a Stoker con perspicacia) Creo que sé a dónde se dirige.
STOKER.- Como le habrá comentado Hall, aunque mi relato es una obra de ficción, he tratado de afianzarlo en la realidad.
VÁMBÉRY.- ¿Qué busca exactamente?
STOKER.- No lo sé... Un compatriota mío, el doctor Polidori, creó décadas atrás un personaje atemorizante, Lord Ruthven. Un aristócrata vampiro. De fríos ojos grises. Fascinante para las mujeres, temible para los hombres...
VÁMBÉRY.- Los vampiros existen, amigo Bram. Incluso se encuentran más cerca de lo que podemos sospechar. Usted, yo, todos somos vampiros. Piense en el Imperio Británico. No hay mejor ejemplo de lo que la codicia, el apetito por poseer al otro, puede alcanzar.
STOKER.- Una opinión incendiaria, profesor. Todo lo hecho por la corona ha sido en el mejor interés de sus habitantes.
VÁMBÉRY.- (Enardecido) ¿Y qué hay de los intereses de los demás? La Guerra de Crimea. Más de cien mil vidas destruidas, todo por la ambición desmedida y la incapacidad de convivir con las creencias de los demás. Su Reina tiene las manos machadas de sangre.
STOKER.- (Carraspea, incómodo) Eh...profesor...Tal vez este no sea el mejor lugar ni el momento adecuado para discutir sobre el tema.
VÁMBÉRY.- (Recupera la calma) Disculpe mi imprudencia. Soy oriundo de latitudes que han sufrido la opresión y el rechazo por siglos.
STOKER.- Lo comprendo.
VÁMBÉRY.- (Medita un instante, luego se lleva la mano a la barbilla) Creo que tengo justamente lo que busca.
Vámbéry su sumerge en la pila de documentos y extrae un grueso y desgastado volumen.
STOKER.- Eso es... (lee la cubierta) “Recuento de Principados de Valaquia y Moldavia”
Vámbéry sopla sobre el libro y se forma una nube de polvo. Bram tose mientras el profesor abre el tomo.
VÁMBÉRY.- Aquí encontrará la historia del sanguinario y cruento Voivoda Vlad III, conocido como Drácula, Hijo del Dragón, por los honores conquistados por su padre.
STOKER.- ¿Drácula?
VÁMBÉRY.- Los Drácula fueron una estirpe noble e ilustre, aunque sus contemporáneos afirmaban que sostenían tratos con el Diablo.
STOKER.- ¿Practicaban artes oscuras?
VÁMBÉRY.- No hay registros claros de ello. El Príncipe Vlad se hizo famoso por su lucha contra los turcos para defender las fronteras de Transilvania. Era uno de los hombres más inteligentes y astutos de su época.
STOKER.- Debió ser un gran personaje.
VÁMBÉRY.- Así fue. Pero su grandeza era sólo comparable a su crueldad.
Bram mira a Vámbéry con estupor.
VÁMBÉRY.- Debe entender, amigo Stoker, que esos fueron tiempos violentos. Los monarcas de la época gobernaban mediante el miedo, la más poderosa de las emociones humanas. En su juventud, cuando fue prisionero de sus enemigos, Vlad lo conoció en su forma más pura, y aprendió los más despiadados métodos para provocarlo a través de la profanación del cuerpo. La hoguera, decapitaciones, mutilaciones, desmembramientos, eran sólo algunas de las atrocidades que practicaba.
El asombro es evidente en el rostro de Bram.
VÁMBÉRY.- Pero hay algo más. El Voivoda Drácula fue conocido también como Tsepech, por su más sádica costumbre: empalar vivas a sus víctimas, fuesen soldados enemigos o miembros de la voraz burguesía de su tiempo. Una de las formas más sanguinarias de tortura, cuya agonía podía retardar días antes de que sobreviniera la muerte, de manera similar a la crucifixión. (Le muestra el libro) Vea este grabado. Al príncipe le encantaba desayunar al fresco mientras contemplaba su macabra creación.
STOKER.- (Señala el grabado) ¿En ese cáliz bebía la sangre de sus víctimas?
VÁMBÉRY.- En absoluto. Hay manuscritos que le califican de vampyr, pero no. Era un hombre de carne y hueso, como usted o como yo. Murió en combate, asesinado por un traidor. Su cabeza fue cortada y enviada al Sultán, quien quería cerciorarse de su muerte.
STOKER.- Un final terrible para un hombre terrible.
VÁMBÉRY.- Y sin embargo, en mi país se le recuerda como a un héroe.
STOKER.- (Para sí) Un hombre así, capaz de inspirar ese miedo, es justamente lo que necesito.
VÁMBÉRY.- La historia está ahí, amigo Stoker. Hágala suya.
STOKER.- (Medita) Lo haré, profesor. Gracias.
Stoker toma el texto e inicia su lectura. Vámbéry hace lo propio con otro libro.
Oscuro.
Ohhhhhhhhhhh o0o
ResponderEliminarpersonalmente me encantaría ver en escena la obra, resulta un encuentro de dos mundos bastante interesante n___n