No sin
alarmarme leí lo anunciado en el Wall
Street Journal y otros medios digitales, donde los ejecutivos de Warner Bros. Pictures, entusiasmados
por el impresionante éxito de El hombre de acero (Zack Snyder, 2013) –que por cierto veré
el jueves-, planean estrenar su secuela el siguiente año, seguida otro año
después con el tan aplazado estreno de una versión de las aventuras del popular
ensamble de héroes de DC Comics, la Liga de la Justicia. Las personas que tienen un mediano
conocimiento de todo lo que implica la producción de una cinta podrán tachar –al
menos- de arriesgada tal empresa, máxime por su dimensión. Los más sensatos,
como una total locura. Si comparamos el intento con lo hecho por su acérrima
rival, Marvel Comics, ellos
tuvieron el acierto de acreditar la reputación de cada uno de los integrantes
del equipo –comenzando por El Hombre de Hierro en el 2008-
antes de llegar a la tan deseada reunión –en el 2012, con Los Vengadores-. Les tomó
4 años y 5 películas dar el gran paso, y creo que por eso lo hicieron tan bien.
Regresando a La Liga de la Justicia , hasta el momento sólo dos de sus
miembros –Batman y Supermán- tienen asentada una
reputación fílmica –reciente y en el pasado-. Y descartaría al Batman de Christopher Nolan, pues sus aventuras siempre tendieron a la
individualidad y nuca a la integración de una agrupación, mucho menos con extraterrestres y amazonas, por lo que en el caso
del murciélago deben comenzar desde cero. Ni hablar de que el cineasta negó
cualquier participación futura. Sé que las personas que mueven los hilos en Warner
no leen este blog, pero ojalá tengan un poco de claridad en sus mentes –y
paciencia en sus bolsillos-: ofrecernos una película tan grande, con tantos
personajes y con tan poco tiempo, es un reto que incluso el más poderoso no
podría ganar. Esperemos.
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