Una
observación que muchos aficionados al tema me han hecho es que El
Cuervo, protagonista de la serie de cómics creada por el estadounidense
James O´Barr en 1989, es un zombi
por el hecho de haber regresado de la tumba. Nada más equivocado. Estos
personajes –llámenles infectados, caminantes, mordedores o como quieran- se
definen por la pérdida total del intelecto, la memoria y la individualidad.
Únicamente obedecen a uno de los instintos más elementales de la naturaleza
humana: alimentarse. En el caso de Eric, el rockero regresa a la vida
luego de ser asesinado brutalmente junto con su amada Shelly. “Es un cuento de
amor alimentado por uno de horror”, dijo O´Barr. Básicamente, se trata de una
historia de venganza, de una justicia diferente a la que establecen los
hombres. Irónicamente, el autor ideó el relato a inicios de los años ochenta
como una forma de lidiar con la muerte de su entonces novia, arrollada por un
conductor ebrio. En los primeros días de 1993, el director de video clips y
comerciales australiano Alex Proyas
inició el rodaje de su adaptación cinematográfica, a partir de un guión de David
J. Schow y John Shirley y protagonizada por Brandon Lee, hijo de la leyenda de las artes marciales cuyo nombre
no necesito mencionar. La accidentada filmación concluyó con la muerte de Lee.
Tenía 28 años y su papel, sin duda, es el mejor de su carrera. La cinta también
es la mejor de la filmografía de Proyas, con la que sus creaciones posteriores son inevitablemente comparadas. El resultado es una película visualmente
deslumbrante, hermosa, impecable, con un tinte doblemente trágico. La
enternecedora escena final, donde se reúnen los enamorados, debió ser similar
al reencuentro de Edgar Allan Poe
con su amada Virginia Clemm. Su
humilde costo de poco más de 20 millones de dólares es superado ampliamente por
los más de 140 que ha recaudado desde su estreno. Ha alcanzado una estatura de
culto. Eso hace insoportables sus secuelas El
Cuervo: Ciudad de Ángeles (Tim Pope, 1996), El Cuervo: Escalera al cielo (Bryce Zabel, 1998), El Cuervo: Salvación (Bharat Nalluri,
2000) y El Cuervo: Plegaria maldita (Lance
Mungia, 2005), productos vergonzosos, de ínfima calidad. Desde hace 5 años se
habla de un remake que, sin duda, tiene un antecedente poderoso, difícil de
superar. Y como dice Eric en el cómic: "No es muerte si la rehúsas, lo es si la aceptas".
Hace mucho tiempo sostuve una larga discusión con un amigo al respecto. Él, poco interesado en lo paranormal, afirmaba que se trataba de una suerte de zombie romántico.
ResponderEliminarCasi 10 años después agradezco infinitamente leerte y comprobar que mi teoría no es equivocada. No sabría a bien qué nombre darle al personaje de Eric, en el estricto plano de lo paranormal. Pero coincido en que no cumple, en lo más mínimo, con los "requisitos" de un muerto viviente.
Saludos, y qué gusto volver a leerte.