La salida en 2004 del actor Jerry Orbach de uno de mis más
entrañables seriales televisivos, La Ley y el Orden, dejó un vacío que
parecía imposible de llenar. Y eso fue algo cierto. Sus productores tuvieron la
difícil labor de buscar un reemplazo a su altura. La respuesta fue Dennis Farina, quien dejó de existir
físicamente ayer, debido a una afección pulmonar, a la edad de 69 años. La
muerte es algo cotidiano para mí en muchos sentidos. Todos nacemos con una
fecha de caducidad asignada. Esto causa reacciones diferentes en cada uno de
nosotros. En mi caso, la partida de Farina fue semejante a la de un tío
distante pero no por eso menos querido. Su carrera actoral siempre estuvo
ligada –al menos en sus inicios- con la del productor y director Michael Mann, quien no sólo lo
introdujo como un villano en su popular programa ochentero Miami Vice y le asignó el
papel del gurú cazador de asesinos en serie Jack Crawford en su poco
conocida joya Sabueso (Manhunter, 1986), sino le ofreció el
protagónico de Historia del crimen (1986-1988), programa elemental de mi
adolescencia. Ahí personificaba al Detective Michael Torello, cabeza
de la Unidad de Crímenes Mayores del Departamento de Policía de Las Vegas,
grupo que tenía la firme convicción de enfrentar al crimen organizado –representado
en el joven mafioso Ray Luca (Anthony
Denison)- de una urbe pujante y corrupta. Su tema musical, la famosa
canción Runaway de Del Shanon,
evoca grandes momentos de mi formación. Por lo que respecta al policial que
mencioné en un principio, Farina aportó sangre nueva en un momento en que la
necesitaba, los bríos y la agresividad que Orbach era ya incapaz de proveer en
la última época de su vida. Su detective Joe Fontana, personaje fanfarrón por
momentos –“me arruinó este buen par de zapatos Gucci”-, representaba la experiencia de la “vieja escuela” y los
más sólidos ideales de justicia. Aunque el dispendio era lo suyo –su fajo de
billetes o sus rajes de diseñador-, su estilo de vida –solterón empedernido- nunca
fue sujeto de escrutinio o puso en duda su posición como agente de la Ley. Fuga
a la medianoche (Martin Brest,
1988), El nombre del juego (Get shorty, Barry Sonnenfeld, 1995), Rescatando el Soldado Ryan (Steven Spielberg, 1998) o Snatch,
cerdos y diamantes (Guy Ritchie,
2000) son sólo algunas de las películas donde siempre podremos vernos.
Tu partida no deja de llenarme de
tristeza, Dennis Farina. En cambio, me llena de felicidad imaginarte en un
mundo mejor.
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