Los remakes
me provocan sentimientos encontrados, y la mayor parte de ellos los he discutido
en este espacio. “Cada generación tiene el derecho a reinventar a sus
clásicos”, digo con frecuencia. Pero el que se aventure a intentarlo debe
ofrecer un resultado propositivo que se acerque al valor emotivo de la película
que lo inspira. Cuando me reencuentro con Volver al futuro (Robert Zemeckis, 1985) deseo siempre
que nunca se atrevan a hacer una nueva versión. No al menos como se rumoró en
un momento, con la pop star Zack
Efron como Marty McFly, papel con el que sólo puedo asociar al entrañable Michael J. Fox. Son infames,
aborrecibles, cuando son irrespetuosos del material del cual proceden, son
producidos por falta de creatividad o vil voracidad mercantilista. En algunos
pocos casos –dignos de reconocimiento- el resultado, si bien no se equipara a
la cinta original, no es decepcionante. Llega a ser incluso muy disfrutable.
Así me
sucedió con Posesión infernal (2013), reelaboración de la película de culto Evil
dead (1981), producida por el trinomio responsable de la primera
versión: Sam Raimi (director y
guionista), Bruce Campbell (protagonista)
y Robert G. Tapert (productor). Ese
puro hecho es prometedor. La dirigió y co escribió el uruguayo Fede Álvarez –junto con Rodo Sayagues- con la ayuda –sin
crédito- de la galardonada guionista Diablo
Cody. Las referencias son oportunas en este momento. Álvarez fue aplaudido
por su cortometraje Ataque de pánico (2009); Cody ostenta como mejor tarjeta de
presentación su trabajo en Juno (Jason Reitman, 2009). El director ha declarado que no debe
considerarse necesariamente un remake,
pues él la visualiza como otra historia dentro del universo creado por Raimi.
La opiómana
Mia
(Jane Levy) es llevada a una
apartada cabaña en el bosque por su hermano David (Shiloh Fernandez) y sus amigos Eric
(Lou Taylor Pucci) y la enfermera Olivia
(Jessica Lucas) para ayudarla en su
desintoxicación. Los acompaña Natalie (Elizabeth Blackmore), novia de David,
y Abuelo,
el perro de la familia. Los sentidos de Mia, aguzados por la abstinencia, los
llevan a detectar gatos muertos colgados en el sótano. Ahí encuentran también
un envoltorio inquietante, asegurado con alambre de púas, que contiene el Naturom
Demonto, libro maldito del
que ya he hablado –convenientemente, seguro que por cuestiones de derechos, ha
dejado de llamársele Necronioomicón-. Cuando Eric lee pasajes en voz alta, se desata
el horror.
Sigue un festín sanguinolento, más aún que la
cinta de 1981, donde se deja ver la buena mano de Álvarez, una fotografía
lóbrega de Aaron Morton, una correcta
puesta en escena de Robert Gillies
y una poderosa partitura de Roque
Baños. Todo rinde tributo al estilo visual de Raimi, desde la cámara que
viaja por el bosque a sus acercamientos frenéticos. El director ofrece una
buena dosis de golpes, puñaladas, clavos y desmembramientos que dejarán
satisfechos al diletante más exigente del cine gore. Dejemos a un lado
las preguntas racionales. ¿Sería capaz una persona, luego de ser golpeada,
apuñalada, atacada por una pistola que dispara clavos y que ha perdido mucha
sangre, de ponerse de pie para defender a su amigo? El buen slasher
–el horror en general- exige nuestra complicidad para pasar por alto esos
detalles.
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Hay también
espacio para guiños al conocedor, como el protagonista con talento pictórico,
el reloj de pie, la escena de la violación que comete el bosque, la aparición
del Delta 88 Oldsmobile modelo 1973 de
Ash
(Campbell), automóvil de la juventud de Raimi y constante en todas sus
películas –podemos verlo en Darkman (1990) o lo conduce el tío
Ben (Cliff Robertson) en El
hombre araña (2002), por sólo citar dos casos-, la clásica motosierra –y
su hermana menor, un cuchillo eléctrico- o frases memorables, como el “vamos a
atraparte” –que aparece sólo en los avances- o “puedo oler tu alma asquerosa”. Hay
pequeños grandes premios para el que resista los créditos finales, como la
grabación del Profesor Knowby (Bob Dorian) de la película de 1981 o la breve
presencia de Bruce Campbell, exclamando
su ya clásica línea “Groovy”.
Aunque
Raimi ya ha confirmado una cuarta entrega de la serie, una secuela de El
ejército de las tinieblas (1992), no se ha descartado que los caminos
de Ash y Mia se unan. Eso sería deseable.
Y finalizo
con mi dilema inicial. Abrazaré la posibilidad de un remake de Volver al futuro siempre y cuando
trate con dignidad a su original y sea capaz de maravillarme como sigue
haciendo hasta ahora. Ese es un reto mayor pues, como la original Evil dead, su estatura es inalcanzable.
Ya desde hace tiempo que no me invadía tanto la curiosidad por ver el remake de un clásico como lo es evil dead, por desgracia la película no se ha estrenado en cines fuera de la frontera y el D.F., tanta era mi curiosidad que tuve que acudir a internet para bajar una copia mal grabada del cine y poder al menos hacerme a la idea de lo que todos están hablando sobre esta película, y pesar de la pésima calidad con la que la vi, supero mis expectativas; es raro ver que un remake sea tan afortunado al tratar de revivir -en tiempos diferentes- el relato de una historia ya contada pero vivida de manera totalmente diferente, es así como yo opino que valdría la pena retomar una historia, que sin ser una copia de la primera agrega factores y vivencias a la misma
ResponderEliminarOpino lo mismo, velacikal. Ojalá todos los remakes fueran así, porque hay algunos de pena ajena. Gracias por pasar por aquí. Saludos.
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