viernes, 12 de abril de 2013

¡Qué bonita familia!


Corría en año 1989 cuando la vi por primera vez. Desde entonces ha formado parte importante de mis afectos. Me refiero a La masacre de Texas (The Texas chainsaw massacre), la joya que Tobe Hooper co escribió –junto con Kim Henkel- y dirigió con los recursos más humildes y un reparto de desconocidos en 1974. Casi han pasado cuatro décadas desde entonces. Ahora me parece irónico que jamás le haya dedicado algunas líneas. Alguien que sí lo ha hecho es Manuel Romo, quien en su libro La matanza de Texas: La sierra es la familia (Midons editores, 1988) hace un amplio estudio: “Nunca antes una película de terror de bajo presupuesto había provocado una conmoción tan importante como la que causó La matanza de Texas. El film de Hooper rompió todas las barreras habidas y por haber y lo que en principio era un producto fabricado con conciencia de asustar y hacerse un hueco entre las cult-movies rentables se convirtió en un pelotazo de taquilla, al tiempo que en un producto artie a tener en cuenta por los tótemes de la cultura más prestige como la Quincena de Realizadores de Cannes, que la seleccionó para su edición de 1974, o el mismísimo MOMA de Nueva York, que la acogió rápidamente en su patrimonio”. Su influencia en los modernos realizadores de horror es imposible de negar. La odisea de esos cinco desafortunados jovencitos y su encuentro brutal con un horror es por todos conocida. La cinta, semejante a un documental, abre con una narración (con la voz de John Larroquette) que le da una verosimilitud inquietante. Leatherface se ha colocado, con justicia, al lado de los grandes monstruos contemporáneos como Michael Myers, Jason Voorhees o Freddy Krueger, estandartes todos de las mejores slasher movies. La masacre de Texas derivó cuatro desiguales secuelas que nada tienen que ver con la intención de la original, una reelaboración (con precuela incluida), una serie de cómics, un videojuego para la vieja consola Atari 2600 y ahora, para las nuevas generaciones, una película más en tercera dimensión.
El principal mérito de La masacre de Texas 3D (Texas Chainsaw 3D, John Luessenhop, 2013) es ser una secuela directa del clásico de Hooper que olvida todas sus desventuras subsecuentes. Inicia el 19 de agosto de 1974, inmediatamente después del milagroso escape de Sally Hardesty (Marilyn Burns) y del bailecito iracundo al ocaso del matón de la motosierra que todos adoramos. El alguacil Hooper (Thom Barry) del pueblo de Newt, Texas, acude a aprehender al responsable de los hechos, Jedediah Sawyer (Dan Yeager), o Leatherface para los cuates. Al principio el clan se resiste. Luego el patriarca (Gunnar Hansen, el villano original) considera aceptar. Llega entonces una turba de linchamiento que inicia un tiroteo y provoca un incendio en la granja donde mueren todos sus ocupantes. Sólo sobrevive una pequeña.
Años después Heather Miller (Alexandra Daddario) es una bella artista visual que recibe la  notificación de que ha heredado la gran propiedad de su abuela (cuya existencia desconocía). Decide ir al encuentro de sus raíces en compañía de su novio Ryan (Tremaine Neverson) y sus amigos, la zorril Nikki (Tania Raymonde) y el aspirante a chef Kenny (Keram Malicki-Sánchez). En el camino se les une el auto stopista Darryl (Shaun Sipos). El abogado de la familia (Richard Riehle) le entrega a Heather los bienes y una misteriosa carta de la abuela donde le revela que la propiedad tiene psicópata incluido. Con él tiene un lazo poderoso. 
El guión de Stephen Susco, Adam Marcus y Debra Sullivan recupera muchas de las convenciones del cine de su tipo –arrancó incluso algunas risas en la función a la que asistí- y provoca muchas interrogantes. Si todo inició en 1974, y los hechos ocurren en nuestros días, Heather debería estar por cumplir 40 años. En su descargo, nunca se ubica la historia en nuestros días.
El resultado no es peor que el de sus secuelas más cuestionables. ¿Recuerdan La masacre de Texas: La nueva generación (Kim Henkel, 1997) con Renée Zellweger y Matthew McConaughey? Los protagonistas, muy reputados hoy, se esmeran por olvidarla. Esta nueva aventura es una película inofensiva que no aporta mucho al mito. En cambio abre las puertas para reactivar la franquicia. Podría pensarse que es un intento por jubilar a Leatherface, de pasar la estafeta a la sangre nueva, pero su lugar es irremplazable. Hay sierra para rato. 

2 comentarios:

  1. Me parece que en ese intento de continuar con la historia, como lo mencionas, podría perderse la esencia de Leatherface. Si bien la protagonista se integra al "clan", en producciones posteriores el personaje de Leatherface podría quedar en segundo plano o reducir su "simpatía". Pero también habrá que esperar a ver de qué manera trabajan la historia en una posible continuación, si Leatherface sigue manteniendo su papel dentro de los psyco killer preferidos. Saludos!

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  2. Muy de acuerdo, amigos de Horror y algo más. Es una continuación que no aporta nada al mito y que puede deslavarlo si no se tiene cuidado. Saludos y abrazos.

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