En su día, hablemos de dos niños ejemplares. En el
imaginario popular siempre destacarán los cándidos juegos de Merlina (Wednesdy) y Pericles (Pugsley) Addams, quienes se regodeaban con venenos, se sometían en
una silla eléctrica, jugaban con dinamita o una muñeca decapitada. Según su
creador, Charles Addams, la niña
dormía en una cama con una cabecera con un tenebroso pulpo labrado, que es
imposible desligar del famoso Cthulhu creado por Howard Phillips Lovecraft. Su relación
fue fielmente retratada más en el cine que en la serie televisiva que todos
adoramos. En Los locos Addams (Barry
Sonnenfeld, 1991), ambos representan un homenaje a Hamlet de William Shakespeare. Mientras se
enfrentan con espadas, él (Jimmy Workman)
le corta la muñeca. La sangre fluye a chorros y salpica a los espectadores.
Como respuesta, ella (Christina Ricci)
le corta el brazo, con el mismo efecto. Él da el estoque final, que rebana el
cuello de la pequeña. Mientras desfallece y baña de rojo a la audiencia,
recita: “¡Dulce olvido, abre tus brazos!” Los asistentes permanecen mudos,
horrorizados. En contraste, la orgullosa familia les aplaude de pie. Uno de los
mejores homenajes al grand guignol que he visto en los
últimos años. Véanlo con sus propios ojos. Cuidado con las salpicaduras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario