viernes, 31 de enero de 2014

La pareja ideal

Todavía extraño a la extinta teleserie Dexter. De ella he hablado en muchas ocasiones y creo que mi admiración por su carismático protagonista ha quedado más que patente. Su penúltima temporada nos presentó a su par emocional, la bella envenenadora Hannah McKay, interpretada por la australiana Yvonne Strahovski (que por cierto acabo de ver en Yo, Frankenstein). A diferencia de la manera en que Dexter (Michael C. Hall) se mostró a su eventual esposa Rita Bennett (Julie Benz), quien fungió como su máscara de sanidad pese a que desarrolló auténticos sentimientos por ella y sus críos, el asesino fue auténtico y libre ante McKay desde el principio. Y esto se debía a que se complementaban, justo como Bonnie Parker y Clyde Barrow o Martha Beck y Raymond Fernández, sólo dos de las parejas fraguadas en el infierno que ha registrado la Historia de la criminalidad. Hannah y Dexter, asesinos por naturaleza, se comprendían mutuamente. Conocían a plenitud sus obsesiones y angustias. Eran cómplices y amantes que nunca comprometieron su naturaleza pues tenían perfectamente claro que se ubicaban en el mismo lado de la Ley, cosa opuesta a Irene Adler y Sherlock Holmes o a Gatúbela y Batman.
Hannah Mc Kay era una chica provinciana que se involucró con el hombre equivocado, como hiciera en la realidad Caril Ann Fugate con el multihomicida Charles Starkweather: se embarcó en una serie de asesinatos cometidos por su entonces media naranja, Wayne Randall. Como no se comprobó plenamente su participación en los hechos, fue condenada por complicidad y confinada a un reformatorio, de donde salió al cumplir la mayoría de edad. A pesar de la notoriedad que le valió su carrera criminal, se embarcó en numerosas relaciones sentimentales que invariablemente concluyeron en homicidios no aclarados. Cuando Dexter decidió aplicarle su concepto de “justicia”, sucumbió ante sus encantos. Y esto le hizo pasar por alto su oficio. Hannah asesinó a un periodista que amenazaba con exponerla y casi lo hizo con su hermana Debra (Jennifer Carpenter), siempre con el refinamiento de los venenos. Situaciones que parecían imposibles de superar separaron al dúo, pero la atracción hizo lo suyo. Al final, a pesar de sus intentos, el suyo fue un amor no consumado.

Como se avecina un alud de melcocha por la celebración de los enamorados, seguiré hablando de pasiones que matan las siguientes ocasiones. 

1 comentario:

  1. Ahh muy bueno!!! ya se extraña esos análisis de TdC pero muy bueno, por cierto ya comenzaste a revisar la segunda temporada de The Following y True Detectives???

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