jueves, 13 de agosto de 2009

Reflexiones críticas sobre los vampiros

Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764), teólogo, filósofo, ensayista y sabio español, escribió entre 1742 y 1760 sus Cartas eruditas y curiosas. En su tomo cuarto (1753) dedica un amplio discurso a esos seres que representan nuestros miedos y aspiraciones: los vampiros. Para introducirnos al estudio de este documento, profusamente titulado Reflexiones críticas sobre las dos Disertaciones, que en orden a Apariciones de Espíritus, y los llamados Vampiros, dio a luz poco há el célebre Benedictino, y famoso Expositor de la Biblia D. Agustín Calmet, he aquí sus primeros 10 puntos.


  1. Muy señor mío: Recibí por el Ordinario la de Vmd. juntamente con el librito de nuestro Benedictino D. Agustín Calmet, en que trata de Apariciones, Vampiros, &c. estimando mucho a Vmd. la diligencia, que hizo con su amigo, para que me le fiase prestado, después de haberle buscado inútilmente en todas las Librerías de la Corte, para regalarme con él. Digo que estimo mucho a Vmd. esta diligencia, aunque venga pensionada con el apretado ruego (que, para mi vivo deseo de complacer a Vmd. tiene fuerza de mandato) de exponer a Vmd. mi dictamen sobre dicho libro, así en orden a los hechos, que refiere, como a la crítica que hace de ellos el Autor.
  2. Contiene el libro dos Disertaciones: la primera sobre las apariciones de Ángeles, Demonios, y otros Espíritus; la segunda sobre los revinientes, o redivivos, en cuyo número entran con los Vampiros, y Brucolacos los excomulgados por los Obispos del Rito Griego. Vmd. quiere sobre todo me explique de modo, que no sólo trate el asunto de las Apariciones, pero también me extienda en orden al de los redivivos. Y procurando satisfacer a Vmd. lo menos mal que pueda, empezaré por la Disertación sobre las Apariciones. [267]
  3. Aunque ésta es una materia llena de incertidumbre, admite algunas reglas, o supuestos generales. La primera es, que ni todas las que se refieren en las Historias se deben admitir como verdaderas, ni todas reprobarse como falsas. Lo primero incluye una credulidad necia; y lo segundo una incredulidad impía. Negar las que constan de dos Libros Sagrados, es impiedad declarada. Admitir aquéllas, y negar todas las demás, es tomar un rumbo algo más que sospechoso: porque si aquéllas son verdaderas, ¿qué fundamento puede haber para negar que en el largo espacio de los siglos haya habido otras algunas que lo sean, aunque no consten de los Libros Sagrados? ¿Estaba, por ventura, obligado Dios a dar esa suprema autenticidad a todas las verdaderas? ¿O estaba ligada su Providencia a no permitir, u decretar alguna aparición, desde que aquellos Libros se escribieron?
  4. La segunda regla es, que ni para admitir una aparición, por verdadera, basta su absoluta posibilidad, ni para rechazarla como falsa es menester probar su absoluta imposibilidad. No lo primero; porque son infinitos los posibles, que no llegaron jamás a ser existentes. Tampoco lo segundo; porque para negar el asenso a algún suceso, basta su inverosimilitud; y hay innumerables inverosímiles, aunque posibles. Así la verosimilitud, o inverosimilitud es lo que pertenece a la Crítica en el examen de los hechos históricos. La posibilidad, e imposibilidad son de la jurisdicción de la Física, y Metafísica.
  5. Tercera regla. El asenso, u disenso a los hechos históricos se han de reglar por el número, y gravedad de los testimonios, que los califican. Advirtiendo, que cuanto los hechos fueren más extraordinarios, o más fuera del orden común, y natural de las cosas, tanto son menester para el asenso a ellos testimonios de mayor calificación, y peso. En esta materia discurrí con bastante extensión en el Discurso primero del quinto Tomo del Teatro Crítico, a que me remito. [268]
  6. Supuestas estas tres reglas generalísimas, entraré en la discusión de algunos pocos hechos, entresacados de los muchos, que refiere el Autor, y serán aquéllos en que se me ofrezcan algunas particulares reflexiones, las cuales juntas pueden formar como un cuerpo de instrucción general, para juzgar con alguna mayor probabilidad en esta materia. Lo que me es tanto más permitido, cuanto el Autor, en la Disertación sobre Apariciones, se muestra indeciso, y parece dejar al arbitrio de otros Críticos la determinación al asenso, o al disenso, como se ve en lo que dice en el núm. 78 con las palabras siguientes:
  7. «Mi lector dirá, que yo lo dejo en perplejidad, y que en vez de darle luz sobre las Apariciones de los Espíritus, sólo derramo dudas, e incertidumbres sobre esta materia. Convengo en ello. Pero yo más quiero dudar que asegurar lo que no sé. Y si me atengo a lo que mi Religión me enseña sobre la naturaleza de las Almas, de los Ángeles, y de los demonios, diré, que siendo puramente espirituales, es imposible que aparezcan revestidos de un cuerpo, sea el que se fuere, sino es por milagro: suponiendo, no obstante, que Dios no los haya criado capaces de estas operaciones, con subordinación a su omnipotente voluntad, que no les permite, sino rara vez, poner en ejecución esta facultad de hacerse ver corporalmente a los mortales».
  8. Es muy de notar, que en tan pocas líneas tres veces toma movimiento hacia distintos términos. En las primeras se muestra perfectamente dudoso. En las que se siguen, que empiezan: Y si me atengo, se declara por el partido del disenso a todas las Apariciones, en que los Ángeles, Damas, u Demonios se muestran revestidos de algún cuerpo, sea el que fuere, porque eso es lo que le enseña su Religión. Y en las últimas, desde las palabras suponiendo, no obstante, vuelve a meterse en la duda. Esta entera perplejidad del Autor me abre paso para exponer mis particulares reflexiones sobre algunas de las apariciones que refiere. [269]
  9. A la página 54 cita a Juan Bodino, que refiere, que un sujeto de su conocimiento desde la edad de 37 años tenía un espíritu familiar, que le dirigía en todas sus acciones, inclinándole siempre a las buenas, y disuadiéndole las malas, en que merece muy particular atención el piadoso oficio de despertarle todos los días a las cuatro de la mañana, para que se levantase a hacer oración. También le avisaba de todos los peligros, que le amenazaban, para que los evitase. Todas estas señas persuaden, que aquel Espíritu era Ángel bueno, a que es consiguiente, que la persona, a quien asistía, era de alta virtud, y muy querida de Dios. ¿Pero persona de alta virtud publicaría ser tan bien servida de un Espíritu Angélico? Añádese a esto el ridículo ceremonial, de que cuando la persona quería hacer alguna acción buena, le tocaba el Espíritu la oreja derecha; y cuando se inclinaba a alguna mala, le tocaba la izquierda. Y finalmente, merece poquísimo crédito Juan Bodino, de quien el célebre Jurisconsulto Cujacio dijo, que era un Autor insolente, que tenía por costumbre escribir mentiras manifiestas, y el Historiador Candén, que se servía para escribir de cualesquiera inciertos rumbos.
  10. A la pag. 58 hay el cuento siguiente: Un Consejero del Parlamento de París, estando de noche en profundo sueño, creyó ver un joven, que con voz fuerte le repitió varias veces unas palabras de idioma peregrino, que él no entendía; pero le hicieron tal impresión, que saliendo de la cama, encendió luz, y las escribió. El día siguiente, después de mostrar lo escrito a varios sujetos, que tampoco lo entendían, ya halló un Perito en varias lenguas, que le dijo, que aquellas voces eran Siriacas, y su sentido éste: Retírate de tu casa, porque hoy a las nueve de la noche se ha de arruinar. Creyó el Consejero del Oráculo. Sacó todo lo que pudo de la habitación, la cual, a la hora señalada, dio consigo en tierra. Dice el Autor, que es Anónimo el que refiere este caso. ¿Pero qué fe merece un Anónimo en una noticia [270] de esta clase? Si el Espíritu, que le dio el aviso, lo hizo de orden de Dios, ¿para qué el juguete de dárselo en un idioma ignorado de él? Este parece ser un remedo de la Fábula del antiguo Poeta Simónides, de quien se cuenta, que otro semejante aviso del Cielo le hizo salir de su casa, cuando estaba próximo a la ruina, que al momento padeció.

Nos leemos el lunes.

1 comentario:

  1. Saludos desde Toronto CANADA!!
    Lo admiro y felicito por su website tan interesante sobre todo de los vampiros. Espero que en el futuro aborde temas faéricos y paranormales.
    Gracias por su podcast TESTIGOS DEL CRIMEN, que junto con su colega la guapa Srta. Guadalupe Gutiérrez hacen de mis ratos de ocio una verdadera delicia!!!-He bajado absolutamento todos sus episodios-

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