miércoles, 23 de marzo de 2011

La supremacía del vampiro y el terror del átomo

El final de mi postergada lectura de la novela Oscura, la segunda entrega de la saga de Guillermo del Toro y Chuck Hogan, coincidió con los sismos y consecuente tsunami en el archipiélago japonés. No fue esta devastación lo que hizo que el texto me pareciera doblemente estremecedor, sino el riesgo inminente del estallido de las plantas nucleares niponas. Este miedo es algo ajeno para mi generación. Seguramente lo conocieron muy bien las personas que vivieron en la era de la Guerra Fría, o durante la crisis cubana de misiles. Lo más cercano sería el desastre de Chernobyl –y éste es uno de tantos lugares importantes de la novela-, aunque en ese entonces no teníamos plena conciencia de la magnitud de la tragedia. El desenlace de Oscura cobra mayor relevancia en este escenario: el malvado Jusef Sardú utiliza la irresponsabilidad y los avances tecnológicos del hombre en su favor. La propia humanidad pavimenta el camino a la supremacía del vampiro.
El otro día que navegaba en Internet encontré un blog –de cuyo nombre no quiero acordarme- que criticaba vorazmente –con pobres fundamentos- la aportación de Del Toro y Hogan. Yo encuentro muchos aciertos en ella, desde un declarado homenaje a un popular e icónico luchador enmascarado, un libro antiquísimo que no deja de recordarme a la literatura lovecraftiana, o sus elaboradas escenas de acción, casi cinematográficas –porque Del Toro es un hombre de cine-. Sin mencionar su final pesimista.
En su momento elogié los aciertos del inicio de la historia. Agradezco que reconozca respetuosamente la importancia de novelas indispensables –Drácula de Bram Stoker y Soy leyenda de Richard Matheson son las más notorias- y sus guiños constantes a los escenarios, personajes y temas del cine de Del Toro: el cazador de vampiros Abraham Setrakian no sólo es un tributo al legendario Van Helsing, es el padre terrenal de Hellboy, el anticuario Jesús Gris de Cronos o el Whistler de Blade 2; Eldritch Palmer es el millonario Diether de la Guardia de Cronos; Ephraim Goodweather el epidemiólogo de Mimic; Gus Elizalde y sus mercenarios son el Blood Pack de Blade 2.
Pero el elemento que más aplaudo es la recuperación de la estructura tradicional del relato de vampiros, con un malvado protagonista incluido. Jusef Sardú limpia los pecados de la narrativa contemporánea del subgénero. Es un rebelde que asume y reconoce su posición a la cabeza de la cadena alimenticia, incluso dentro de su propia hueste. No tiene tiempo para sentimentalismos ni cursilerías. Es un vampiro malvado, a la usanza antigua. Lo vuelve tremendamente contemporáneo su fisiología, muy a tono con la era de las epidemias y las enfermedades infecto contagiosas. Esta puede resumirse en los siguientes puntos:
1. Socialmente hablando, los vampiros han coexistido secretamente con el hombre gracias a pactos y alianzas.
2. El vampirismo es como un virus que se propaga cuando un monstruo ataca a un ser humano. La víctima sufre entonces una fiebre abrupta y extrema a la que le sigue la muerte. El individuo se levantará después como un vampiro.
3. Los vampiros están desprovistos de colmillos, como la literatura y el cine han popularizado. En su lugar tienen una lengua retráctil, como la de un camaleón, que tiene un aguijón en la punta. Beben la sangre de su víctima a través de la herida punzante que producen, una idea ya explorada en la novela El tapiz del vampiro de Suzie McKee Charnas.
4. Son inmunes a los símbolos y parafernalia del cristianismo.
5. Son inmunes al ajo.
6. La luz del sol los aniquila, también la plata y la luz ultravioleta.
7. Se agrupan en nidos, generalmente en edificios abandonados, el alcantarillado o túneles subterráneos –escenarios característicos del cine de Del Toro-.
8. Excretan los remanentes de la sangre no aprovechada –una idea no explorada antes- como una sustancia blancuzca, con un fuerte contenido de amoníaco.
9. Las hordas de vampiros obedecen los designios del Amo –la fuente de origen del mal- a través de un vínculo psíquico.

La tercera parte y conclusión de la historia llegará a las librerías en el otoño de este año, según se ha anunciado. El tapatío –no desestimo el trabajo de Hogan, pero no sé mucho de él- no ha declarado ninguna intención de llevar la historia al cine. Personalmente creo que sería mejor como una miniserie, por la abundancia de personajes y subtramas. Y porque lo dicen los estudiosos: los grandes talentos del cine están emigrando a la pantalla chica. Si este sueño se cristaliza, será un motivo más para ser presos devotos de la televisión, ese gran vampiro de nuestros días.

3 comentarios:

  1. Excelente reseña, hasta ya me dieron ganas de buscar esos libros.


    Saludos!

    PD: Por cierto, empece a ver la miniserie Ultraviolet por sugerencia tuya en el podcast. Me gustó el primer capítulo, la estaba viendo con un amigo que es, digamos, de los que se la pasan pensando que todo es cliché y por tanto predecible (sí Lázaro,sé que vas a leer esto XD), pero al final le gustó la trama. A ver que tal están los siguientes episodios.

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  2. Me alegra, querido Diaboliquín. Muchas gracias. Y cuando termines la serie, platicamos. Un abrazo.

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  3. Al encontrarme con SANTO en "Oscura", no pude mas que releer el capítulo varias veces, provocó en mi una sonsira de gozo, de añoranza y remembranza de mi infancia pegado al televisor después de la primaria, en espera de otra aventura mas del Enmascarado de plata. Un personaje que nuestra generación lleva tatuado en su psique y que forma parte, desde hace eones, de nuestra cultura nacional, personaje del cual Del Toro se ha declarado admirador, de hecho cuenta la leyenda que el mismo Del Toro a dado indicios de rescatar al SANTO y llevarlo nuevamente a una aventura cinematográfica, la cual esperamos con ansia, al igual que ETERNA, la cual su espera está siendo idem.

    Atte. Rodrigo romero

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