lunes, 28 de marzo de 2011

Indignación tardía

Cuando escribí el otro día sobre adaptaciones en el cine, mencioné brevemente el caso del Avispón verde, claro antecedente de los superhéroes de la era moderna. Por ello, pese a las continuas advertencias de amigos dignos de toda credibilidad, vencí mi renuencia a ver su reciente encarnación fílmica, dirigida por Michel Gondry, cineasta que demostró eficacia en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (2004), La ciencia del sueño (2006) y Originalmente pirata (2008). Él siempre me pareció una opción inusual, incluso arriesgada, para dirigir una película de gran presupuesto. Encima, si era una película de superhéroes. “Se ganó el beneficio de la duda”, pensé.
Lo que ví defraudó mi voto de confianza. La cinta me pareció interminable. Es pésima. Muchos son los factores que contribuyen al lamentable resultado. Primero, una historia que no define su rumbo. ¿Es una comedia? ¿Una sátira? ¿Una comedia de acción? Podríamos señalar a sus guionistas, Seth Rogen –a quien ya llegaré- y Evan Goldberg, como responsables. La dupla no comprendió la esencia del enmascarado: un héroe sombrío, que no temía ensuciarse las manos en su lucha contra el crimen. Parece que los guionistas desconocen que el Avispón nació en la radio, no en una historia pulp o un cómic, y mucho menos en la televisión. Incluso si así fuera, la historia sólo toma algunos aspectos de la serie protagonizada por Van Williams y Bruce Lee. Segundo, personajes mal trazados o irrelevantes. ¿Era necesaria la presencia de Cameron Díaz o de Edward James Olmos? Tercero, el protagonista Seth Rogen, quien seguramente se sintió con derecho para interpretar al protagonista por ser co-responsable del guión y fungir como productor ejecutivo. Rogen, mediano comediante canadiense, es una de las peores elecciones de reparto de que tengo memoria. Su Britt Reid, tiene más parecido en su ideología y comportamiento con un springbreaker que con el heredero de un emporio de comunicaciones, y mucho menos con un superhéroe. Las motivaciones de su cruzada son meramente circunstanciales. Es producto de su fortuito encuentro con Kato más que de traumas no resueltos con su figura paterna o un legítimo hartazgo de la injusticia. Ni la presencia de Christoph Waltz y Tom Wilkinson logra dar la mínima dignidad a la cinta. Pero todo esto no repercutió en su efecto taquillero –a nivel mundial ha ganado el doble de los 120 millones de dólares que costó-. Al menos, tras tres semanas de exhibición seguía en tres salas del complejo de cines que frecuento. Para suavizar mi molestia y desilusión, reproduzco la opinión de Ernesto Diezmartínez –que sin duda es más amable con la película- publicada en el periódico Reforma el pasado 21 de enero de 2011.
Una recomendación final: cuando la cinta salga en DVD, no piensen siquiera en comprarla. Menos en regalarla.

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Dos tipos de cuidado
Ernesto Diezmartínez

El Avispón Verde (The Green Hornet, EU, 2011) no es la típica película de superhéroes.
Su director, el imaginativo Michel Gondry, no parece el cineasta ideal para un blockbuster de acción.
Y el protagonista, Seth Rogen, no es el actor que uno esperaría ver interpretando al misterioso héroe enmascarado nacido en la década de 1930. Y, sin embargo, el experimento funciona… más o menos.
El guión escrito por el propio Rogen rescata los elementos básicos del personaje –el Avispón Verde es una especie de criminal que combate a otros criminales y no tiene superpoderes sino una infinidad de chunches tecnológicos-, pero los fusiona con la antiquísima fórmula cómica de la pareja/dispareja.
Así pues, Kato (la superestrella china Jay Chou), no es el fiel asistente del Avispón Verde sino su pareja, casi en el sentido más amplio del término.
Es decir, la película trata más de cómo resuelven su relación de amistad/rivalidad adolescente los protagonistas, que de la lucha que tienen que enfrentar para derrotar al egocéntrico mafioso encarnado por Christoph Waltz.
El resultado es disparejo pero funciona cuando no hay escenas de acción en medio: Waltz, preocupado por no ser lo suficientemente temible; Rogen como el ricachón ni-ni que va creando/descubriendo su personalidad heroica.
Chou derrocha personalidad en un papel que Bruce Lee hizo suyo en los años 60, y alguno que otro momento culposamente divertido, como aquél en el que el Avispón y Kato salen a la calle de Los Ángeles cantando “Gangsta´s Paradise”.
Ah, lo olvidaba. En la cinta aparece Cameron Díaz, pero no tiene nada qué hacer.
En este tipio de filmes la historia de amor es entre los hombres: como la de Laurel y Hardy, Lemmon y Matthau, Infante y Negrete…
En esta del Avispón y Kato, Cameron, de plano, estorba.

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