lunes, 30 de diciembre de 2013

En busca del niño infernal, parte 2

Esta es la pieza del rompecabezas que me faltaba. Lo mejor es que la encontré antes de que termine 2013. Desde su estreno en 2004, y sin haber comprobado su éxito en taquilla, Guillermo del Toro habló abiertamente de una secuela de Hellboy, el personaje de cómic credo por Mike Mignola Desafortunadamente, la desaparición de Revolution studios, su casa productora, dejó el proyecto en la orfandad, a la espera de quien le diera apoyo. Por fortuna, éste vino del mejor lugar posible: Estudios Universal “la casa de los grandes monstruos”.  El resultado fue una cinta visualmente exquisita, donde el tapatío se mueve cómodamente en un universo que conoce muy bien.
Aunque volvió a trabajar hombro con hombro con Mignola, Hellboy II, el Ejército Dorado (2008) no es la adaptación directa de una de sus historietas o una continuación lineal de la primera aventura. Es más bien un relato inscrito en los mundos de la fantasía que “El Gordo” exploró estupendamente en El Laberinto del Fauno (2006). Más que amenazas nazis o seres lovecraftianos –que esa no es la única línea argumental de las correrías del demonio-, observamos una historia original con mayor apego al folclor de las islas británicas o del centro de Europa. Desde su deslumbrante prólogo, presentado como una animación en stop motion y narrado durante su infancia –como una cuento para ir a dormir- al héroe (Montse Ribé) por su padre adoptivo Trevor Bruttenholm (John Hurt) en una base militar estadounidense la navidad de 1955, conocemos que en tiempos antiguos la humanidad convivió en armonía con los seres mágicos, cosa que fracturó la codicia del hombre. Fue así como el Rey Balor, aconsejado por su belicoso hijo el Príncipe Nuada, ordenó la construcción de un Ejército Dorado, una portentosa e imparable armada mecánica con la que puso fin al conflicto (a su favor). Atormentado al ver la masacre que había cometido, Balor y los hombres restauraron la paz, acordando que los primeros vivirían secreta y pacíficamente en los bosques y los segundos en las ciudades. El soberano también dividió la corona que controlaba a sus tropas en tres partes, ocultándolas para que no volvieran a dañar a nadie. Nuada, desilusionado, se autoexilió.
En nuestra época, en la que el hombre prácticamente llevó a los bosques a su exterminio –y por consiguiente a las criaturas mágicas-, el hijo beligerante (Luke Goss) regresa para ajustar cuentas con sus adversarios, aún contra los deseos de su disminuido padre (Roy Dotrice) y su bondadosa hermana gemela Nuala (Anna Walton). Naturalmente, el Buró para la Investigación y Defensa de lo Sobrenatural (BPRD, por sus siglas en inglés) y su agente estrella Hellboy (Ron Perlman) se convierten en la última línea de defensa de nuestro mundo. Todos sus integrantes regresan, desde la piroquinética Liz Sherman (Selma Blair), el psíquico anfibio Abe Sapien (Doug Jones, ahora con su propia voz) a su quejumbroso jefe Tom Manning (Jeffrey Tambor). Incluso se adhieren nuevos elementos, como el psíquico fantasmal Johann Kraus (los actores John Alexander y James Dodd, con la voz de Seth MacFarlane) y un extraordinario bestiario digno de la imaginación de Lewis Carroll o de cintas memorables como El cristal encantado (The Dark Cristal, Jim Henson, 1982) o Leyenda (Ridley Scott, 1985): las mortíferas hadas de los dientes, el monstruoso Mr. Wink, la bestial devoradora de gatos Fragglewump, el mercader Cabeza de Catedral, ese paseante de dos cabezas (“soy un tumor”), el duende sin piernas Bethmoora y el terrible Ángel de la Muerte, sombrío personaje que no deja de recordarme al Hombre Delgado de El Laberinto del Fauno. La secuencia del Mercado Troll, lugar oscuro y maravilloso ubicado bajo el neoyorquino Puente de Brooklyn, no pide nada a esa cantina en el Puerto Espacial de Mos Eisley, tal como nos la presentó George Lucas en 1977, o al Callejón Diagon de la serie literaria (llevada al cine) de J. K. Rowing.
Hellboy lidia además con las responsabilidades del niño que no está preparado para la vida adulta, del hombre que ha decidido vivir en pareja. “Daría mi vida por ella, pero quiere que lave los trastes”. Los conflictos con su explosiva pareja Liz no se hacen esperar. Y a decir verdad, me pongo del lado de ella. Que tu cepillo de dientes esté en una lata de alimento de gatos debe molestarte un poco. Por ello vienen grandes momentos de desamor, como la borrachera con un paquete de cervezas Tecate en la que él y Abe –también atormentado por el Amor- cantan, desde el fondo de sus ebrios corazones, Can´t smile whitout you de Barry Manilow.
Las escenas de acción son trepidantes, con un combate épico entre nuestros defensores y la impresionante Armada mecánica. Le sigue un enfrentamiento entre los antagonistas, con un desenlace heroico y romántico. Y la verdad es que Nuada no es un villano. Es la voz llevada al extremo de todos los que defendemos los mundos de la imaginación. Al final nuestro héroe demoníaco, y sus extraños aliados, eligen –como los Fenómenos de Tod Browning, ser congruentes con su esencia, mientras Liz le hace ver su paternal equivocación. Y volvemos a escuchar a Barry Manilow.


La película volvió a ser fotografiada por su leal Humberto Navarro, y Marco Beltrami cedió su lugar en la música al siempre eficaz Danny ElfmanY por supuesto, volvemos a ver a Santiago SeguraHellboy II duplicó su inversión. En el esquema comercial, eso la hace viable para una continuación. Su principal competidora, Batman, el Caballero de la Noche de Christopher Nolan. Del Toro, Mignola y Perlman han hablado separada e intermitentemente de la posibilidad de una tercera entrega –el tapatío la ve como una trilogía-, la cual espero se realice muy pronto –Perlman tiene 63 años-. Y creo que así piensan sus devotos, que somos casi todos. La tarde del sábado –cuando comencé a escribir estas líneas-, subí a las redes sociales una fotografía de Perlman y Del Toro en uno de los sets de la segunda parte –sin indicarlo- y más de dos se emocionaron sobremanera al pensar que se trataba de la esperada cinta. Mis temores son grandes, pues –en mi memoria y experiencia- casi nunca las terceras partes de cintas de superhéroes son afortunadas. Pero Del Toro tiene todos los elementos para demostrar que me equivoco. Así que sólo podemos esperar. Lo haré con los dedos cruzados. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario