viernes, 13 de diciembre de 2013

Un depredador de Alaska

Si aún existiera Testigos del Crimen, el podcast que conduje durante 5 años con mi querida Guadalupe Gutiérrez, este hubiera sido uno de sus temas. De hecho es uno de nuestros grandes pendientes. Y si existe el lugar que las religiones llaman infierno, Robert Cristian Hansen tiene sin duda un lugar reservado en él. Mientras leen estas líneas, él purga una condena de 461 años en la Correccional de Spring Creek, en Seward, Alaska. Tiene 74 años de edad y goza de un techo y tres comidas diarias por cortesía de los contribuyentes y el Sistema Penitenciario de Estados Unidos. Se encuentra ahí por violar y asesinar cruelmente a un número no determinado de mujeres –se calculan entre 17 y 21, aunque muchos creen que el número es mayor- entre 1971 y 1983. Y en verdad, la sentencia me parece poca.
Sus actividades homicidas quedaron expuestas el 13 de junio de 1983, cuando la joven prostituta Cindy Paulson logró escapar de sus garras. A esto siguió un caso que pone en manifiesto la difícil –trágica- vida de muchas trabajadoras sexuales de Anchorage, Alaska, el trato discriminatorio que reciben cuando denuncian un delito cometido en su contra, las limitaciones del sistema legal y el mejor espíritu de los buenos representantes de la Ley.
La carrera de Hansen ha sido tratada en varios documentales televisivos –de Discovery channel esencialmente-, en series –recuerdo un episodio de La Ley y el Orden: Unidad de Víctimas Especiales-, inspiró en 2007 la película Naked fear –con Joe Mantegna- y la cinta que propicia estas líneas.
Bajo cero (The frozen ground, 2013), escrita y dirigida por el neozelandés Scott Walker, es un muy competente relato policial que se estrenó muy tarde en nuestro país –en Estados Unidos se hizo en agosto- y seguramente quedará sepultado este fin de semana en la cartelera por el estreno de la secuela de El Hobbit. Es una persecución entre el investigador Jack Halcombe que encarna Nicholas Cage –el personaje está modelado a partir de Glenn Flothe, el sabueso de la vida real- y Hansen, interpretado por John Cusack. La desgraciada Paulson es encarnada por la cantante Vanessa Hudgens, egresada de High School Musical y que aparece en Machete kills (Robert Rodríguez, 2013), con un buen resultado.
La cinta no prescinde de lugares comunes, familiares para nosotros por la televisión –los personajes con un pasado tortuoso, el jefe que en principio no apoya al protagonista, la angustiante búsqueda de evidencia y el dramático interrogatorio-, pero el conjunto es satisfactorio sin duda. “Esto es lo que eres y lo que haces”, reconoce su esposa (Radha Mitchell) a nuestro héroe. “El sistema no es perfecto, pero no dejarás de luchar por hacerlo un poco mejor”.

Y uno de los aciertos de Walker es dedicar su primer trabajo a las víctimas de Hansen, las conocidas y las desconocidas. Antes que corran los créditos finales, el director nos muestra las fotos de las que se sospecha fueron asesinadas por el monstruo, con las estremecedoras leyendas cuerpo localizado y cuerpo sin localizar. Sobrecogedor.

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