domingo, 20 de noviembre de 2011

Mandato incuestionable

Ya lo dije antes, y me respaldan muchos especialistas: por cada buena película de horror hay, por lo menos, diez malas o pésimas. Ya he escrito sobre los factores que, en mi humilde juicio y experiencia, definen  a estos lastimeros intentos. Pero cada que veo una resuenan en mi cabeza algunas preguntas: ¿los cineastas que hicieron esta cosa, cuando la estaban filmando, no se dieron cuenta que estaban haciendo una porquería? ¿Nadie en el equipo de producción anticipó al realizador sobre el fatal resultado? Dolores Fuller (Sarah Jessica Parker) estalla contra su aún pareja sentimental Ed Wood, Jr. (Johnny Depp) al final de la filmación de La novia del monstruo (Ed Wood, 1955) en el bioepic Ed Wood (Tim Burton, 1994). “Están todos locos. Desperdician sus vidas hacienda mierda que a nadie le importa. Sus películas son terribles”. La reputación y trascendencia que los filmes de Wood han alcanzado son incuestionables. Yo soy un gran admirador suyo. Pero algo que no podemos impugnar es que, en un prisma de realismo, sus películas son muy malas. Parte de su valor actual radica en que el cineasta las hacía con la convicción del que se sabe hacedor de una obra maestra. Pero los casos como el de él son muy pocos. Y mi amada Ana Luisa me hizo notar algo: fue hasta que tocó fibras personales cuando Dolores hechó en cara sus errores al cineasta, pues antes lo apoyaba ciegamente, incluso revisaba y aprobaba sus guiones.
Lo pensé ayer que me topé por accidente, en el recién nacido canal Pánico, con la cinta Simón dice, infamia escrita y dirigida por William Dear el año 2006 y protagonizada por el antiguo papá de Marty McFly (en Volver al futuro, Robert Zemeckis, 1985) Crispin Glover. No pienso desgastarlos –ni desgastarme- con los sórdidos detalles. Me basta con decir que es una slasher movie fallidísima, predecibe e irrisoria. Juega, sin ninguna gracia, con fórmulas conocidas –y mejor utilizadas- y con artefactos que arrojan picos de minero a diestra y siniestra. En resumidas cuentas, pésima. Lo peor es que en la portada del DVD que les presento (que encontré en la red, por supuesto, porque nunca la compraría) dice "la mejor película de horror del 2009". Evidentemente la cinta toma su título del popular juego infantil cuyo origen puede remontarse a la antigua Roma pero que conocemos por la entrañable caricatura sesentera Supercán o en los labios de Jeremy Irons en la tercera entrega de Duro de Matar (Die Hard with a vengeance, John McTiernan, 1995). Lo que al villano le faltó ordenar es “Simón dice… apaga la televisión”.

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