martes, 9 de julio de 2013

¿Qué destino le depara a Dexter?

Tengo sentimientos encontrados. La popular creación del dramaturgo y novelista estadounidense Jeff Lindsay, que ha cobrado una vida más perdurable gracias a su encarnación televisiva, llegará a su final después de 7 años, 8 temporadas y 96 episodios. Ayer, de forma discreta e inesperada, se transmitió en México el primer capítulo de su desenlace anunciado. No evito el reconocimiento y fascinación que Dexter Morgan (Michael C. Hall) me provoca, pero siempre he sido enfático al reconocer su naturaleza. Por más carismático, eficaz y justiciero que sea, es un criminal. No más, no menos. Esto puede parecer severo pues, acorde al reglamento que le marcó su padre, sólo asesina a personas que escaparon del imperfecto sistema judicial que crearon los hombres. Dexter es juez, jurado y ejecutor. ¿La mayor parte de las víctimas de Dexter merecían morir? Cierto. ¿Es esto correcto? En absoluto. A lo largo de su carrera nos ha demostrado que es capaz de equivocarse, sea asesinando de manera accidental o propiciando que otros maten en su nombre a personas que por más insoportables que nos parezcan sólo obedecían las reglas que nos separan de la barbarie. Ahí es cuando la cosa me disgusta. Una figura clave en el drama se transforma radicalmente por esto. Vive conscientemente en el Infierno como una forma de martirio. La aparición de la neuropsiquiatra Evelyn Vogel (Charlotte Rampling) pone a nuestro héroe en un riesgo inminente. “No puedes matarme, Dexter. No encajo en el Código de Harry”. ¿Logrará ella tener éxito donde falló el difunto Frank Lundy (Keith Carradine), el agente especial rock star? Más allá. ¿Qué final merece un personaje de su tipo? ¿Escapar felizmente? ¿Llegar a la vejez? ¿Ver crecer prósperamente a su retoño? ¿Suicidarse? ¿Ser atrapado y recibir una inyección letal? ¿Desaparecer y convertirse en un mito como Jack el destripador? Me inclino por lo último. Lo sabremos en unas semanas. Lo que estoy seguro es que lo extrañaremos y la televisión no será la misma. 

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo en los finales de la serie, más no tanto con respecto a Dex.

    Dexter representa esa parte primaria de cada ser humano de ser juez, jurado y ejecutor, una parte que nos dice la moral colectiva que esta mal, matar el malo, punto.

    Sin embargo, partiendo de la frase dicha por Hannibal Lecter en el Silencio de los Inocentes, en la cual explica que una sociedad más humana no lo encerraria, sino que lo mataría. Me hace recapacitar y pensar que tal vez Dexter es la justicia pura y dura, paralela a un sistema que consideramos justo pero es tal vez menos humano y más complicado que el que vemos en la naturaleza: matar o morir.

    Saludos.

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  2. Muy cierto, Oscar. Propone un dilema mayor. ¿Existe la justicia infalible? En la vida cotidiana comprobamos que el sistema que nos rige es imperfecto, y lo terrible es que una persona como Dexter sería el más capacitado para enmendar sus errores. Sin entrar en polémicas, me siento increíblemente triste porque se que se irá definitivamente. Ojalá su final nos deje satisfechos y nos sorprenda. Gracias por tu comentario. Saludos.

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