jueves, 17 de diciembre de 2009

Vampiros en habla hispana

En el pasado reciente hablé de la estupenda antología Ajuar funerario (Páginas de espuma, 2004) del escritor peruano Fernando Iwasaki. Del libro les presento, con la amable autorización del autor, su aportación a la literatura vampírica, ejemplo de la minificción en habla hispana. Confirma una máxima: la historia de vampiros de calidad no requiere imprescindiblemente de etiquetas para referirse al monstruo.
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Monsieur le revenant
Fernando Iwasaki

Todo comenzó viendo televisión hasta la medianoche, en uno de esos canales por cable que sólo pasan películas de terror de bajo presupuesto. Luego vinieron el desasosiego y los bares de mala muerte, las borracheras vertiginosas y las cofradías siniestras de la madrugada. Por eso perdí mi trabajo, porque dormía de día hasta resucitar en la noche, insomne y hambriento.
No es fácil convertirse en un trasnochador cuando toda la vida has disfrutado del sol y de los horarios comerciales, pero la noche tiene sus propias leyes y también sus negocios. Así caí en aquella mafia de hombres decadentes y mujeres fatales. Malditos sean.
Siempre regreso temeroso de las primeras luces del alba para desmoronarme en la cama, donde despierto anochecido y avergonzado sobre vómitos coagulados. Tengo mala cara. Me veo en el espejo y me provoca llorar. Lo del espejo es mentira. Lo de los crucifijos también.

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