miércoles, 12 de octubre de 2011

Taxonomía del cazador de vampiros

A propósito de Peter Vincent (Roddy McDowall en 1985 y David Tennant en 2011) recuerdo que no he hablado en este espacio del cazador de vampiros, personaje indispensable en todo relato de esta naturaleza porque es él quien pone “sazón al caldo” o, en este caso, ajo. Si todo héroe requiere de un enemigo que se coloque en el lado opuesto de la moneda y haga más evidentes sus virtudes y legitimidad de su cruzada, el vampiro necesita un contrincante a la altura de sus poderes, experiencia y sagacidad. Porque, a pesar de su naturaleza malvada, es imposible negar que nuestra atención (y a veces simpatía y solidaridad) se centra en el vampiro. Y si, seducidos por su encanto y a pesar de sus intenciones, nos colocamos del lado del monstruo, el cazador lo pondrá en los más diversos riesgos y generará la emoción indispensable en todo drama.
Debemos a muchos eruditos una aproximación a su naturaleza, porque no debemos olvidar que en la antigüedad estos monstruos representaban una inquietud y una amenaza real para las personas. Desde el Tratado sobre espectros y espíritus nocturnos (1581) del teólogo suizo Louis Lavater, el abad benedictino Dom Agustin Calmet y su Tratado sobre los resucitados, excomulgados, Upires o Vampiros, Vrykolakas de Hungría, Moravia y Silesia (1751), al capítulo que Francois Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire, les dedicó en su Dictionnaire Philosophique (1764), o a Las cartas eruditas y curiosas (17432-1760) del sacerdote español Benito Jerónimo Feijoó y las investigaciones (la más notable, El vampiro, sus parientes y amigos, 1928) del excéntrico inglés Montague Summers, considerado como la mayor autoridad en el estudio de los vampiros en su época, la figura del cazador de vampiros se ha enriquecido a través de la literatura y, posteriormente, el cine. El conocimiento fatal de la existencia del monstruo es fortuito en muchos casos, aunque como afirma en una conferencia magistral (el capitulo 18 de Drácula de Bram Stoker, 1897) el más famoso miembro del gremio, Abraham Van Helsing, “los vampiros existen... algunos de nosotros lo sabemos por experiencia. Y aunque no hubiéramos tenido la prueba de nuestra propia desgracia, las enseñanzas y las narraciones antiguas son concluyentes para cualquier persona sensata”. Y dicen que todo depende del cristal con que se mire. En la novela La voz de Drácula (Fred Saberhagen, 1975), una apología del monstruo en primera persona, Van Helsing es presentado como un demente sádico que busca aniquilar al vampiro por envidia de sus poderes e inmortalidad.
De forma paralela al vampiro, su Némesis ha evolucionado para mantenerse a la altura de su rival. Porque después de todo, “si el vampiro es un ser oscuro, el cazador debe tener un corazón aún más sumergido en las tinieblas, de no ser así, ni siquiera hallaría el valor para enfrentar a su presa”, remarca Vicente Quirarte. Por ello, he aquí una breve taxonomía del cazador de vampiros.

1. El cazador de vampiros clásico. Más académico que hombre de acción. Posee los conocimientos para enfrentar al monstruo a través de la penosa experiencia y una vida dedicada a su estudio con la finalidad de destruirlo. Posee, necesariamente, los medios materiales para enfrentarlo (el popular kit de cazador de vampiros, con cruces, ajos, estacas y demás). Por esto, de ser necesario, requiere de “ensuciarse las manos” o, en su defecto, es la cabeza de una cofradía de valientes que ponen a su servicio sus dotes físicas, como una especie de director de orquesta.  Abraham Van Helsing es el mejor representante y modelo de esta categoría. En una vena más cómica, el Profesor Abronsius (Jack McGowran) de La Danza de los Vampiros (Roman Polansky, 1967) o el Profesor Von Patoven (Von Goosewing, en su idioma original) de la caricatura británica El Conde Pátula (Count Duckula) son sus dignos herederos. Y añadamos a la larga lista de personajes de este grupo a Abraham Setrakian, creación reciente  de Guillermo del Toro y Chuck Hogan en la serie de novelas Nocturna (The Strain, 2009), un judío sobreviviente de los horrores del holocausto nazi que conoció otra forma de horror en las barracas del campo de concentración de Treblinka. Setrakian se convierte en la guía de un equipo conformado por un epidemiólogo, un exterminador de plagas y un pandillero latino.

2. El action hero. Es la versión vigorosa del cazador tradicional. Además de estar versado en la naturaleza de su oponente, ha desarrollado sus capacidades físicas a niveles extremos y una actitud feroz para enfrentarlo. El fuego se combate con fuego. En Blade (Steve Norrington, 1998), Wesley Snipes interpreta al afamado personaje de Marvel Comics, quien recibe la guía del cazador Abraham Wistler (Kriss Kristofferson) y está versado en todo tipo de artes marciales. En Van Helsing (Stephen Sommers, 2004) Hugh Jackman encarna a Gabriel Van Helsing (no Abraham) un fiero servidor (sin memoria, como los caballeros) del Vaticano que enfrenta al triunvirato de monstruos sagrados de los Estudios Universal (Drácula, Frankenstein, y el Hombre Lobo), apoyándose de sus intrépidas habilidades y una parafernalia que rinde homenaje a las películas de James Bond 007. Jack Crow es un violento mercenario al servicio del Vaticano en la novela Vampiro$ (1990) de John Steakley, llevada tiempo después por John Carpenter a la pantalla grande (en 1998), donde James Woods interpreta al cazador de vampiros.  
3. El cazador de vampiros involuntario. Seth Gecko (George Clooney) es un malechor que escapa, junto a su sádico hermano Richie (Quentin Tarantino) en busca de la Tierra Prometida (en la película Del crepúsculo al amanecer, Robert Rodríguez, 1996). En el camino se topan con un sanguinario clan de vampiros y emprenden el antiquísimo ritual de la supervivencia. Los hermanos Gecko no buscaban salvar a la humanidad. Las circunstancias los obligaron a luchar por sus vidas y, de paso, por las de otros. En la novela Salem´s lot (1975), Stephen King nos presenta a otro más de sus alter egos, el escritor Ben Mears, quien viaja al pueblo del título para exorcizar demonios personales y termina asumiendo el dudoso honor de encabezar a un equipo de cazadores conformado por un sacerdote alcohólico y sin fe, un doctor, un profesor y un niño contra el malvado vampiro Kurt Barlow. En la televisión Mears fue encarnado por David Soul (1979, Tobe Hooper) y Rob Lowe (2004, Mikael Salomon). 
4. El cazador de vampiros práctico, o el que se ha formado por la cultura popular. Debido a que el vampiro es parte de una cultura que aún los niños conocen, todos poseemos una idea clara de sus poderes y debilidades gracias al teatro, la literatura, el cine, los juegos de rol, los cómics o el Internet. Así sucedió con el Peter Vincent de 1985, antiguo actor de cintas de horror que gracias a combatir en incontables ocasiones a los hijos de la noche en el cine se convirtió en un cazador experimentado. O está el caso de los hermanos Edgar y Alan Frog (Corey Feldman y Jamison Newlander), dueños de una tienda de cómics que poseen los conocimientos para derrotar al malvado clan de Los muchachos perdidos (Joel Schumacher, 1987).

1 comentario:

  1. Qué sería de una criatura sin su enemigo natural?

    Como Antoine Ego, de Ratatouille diría: "es estar jugando el juego sin un adversario"

    Coincido con usted en varios aspectos, y agradezco algunos títulos de filmes, que habrá q revisar.

    ResponderEliminar