sábado, 22 de mayo de 2010

Feliz cumpleaños, Sir Arthur...

Arthur Conan Doyle, médico cirujano escocés, narrador, ensayista, dramaturgo, historiador, Caballero del Imperio Británico y creador del más notable detective de ficción, nació el 22 de mayo de 1859. En la obra de teatro El Hombre que fue Drácula aprovecho el hallazgo que Eduardo Ruiz Saviñón hizo de Una historia de Waterloo (1895), la única pieza teatral escrita por Doyle como un intento de escapar de la implacable sombra de su personaje más memorable. Como un homenaje en el 151 aniversario de su natalicio, y sobre todo como un tributo a la aventura creativa, he aquí el encuentro –históricamente posible- entre los padres de Drácula y Sherlock Holmes.

Escena 3. Elemental, mi querido Bram

Algún momento del inicio de 1895. Escenario del Teatro Lyceum. Entra un hombre robusto con un gran bigote, a la mitad de sus treintas, que fuma una pipa y se apoya en un bastón. Es Arthur Conan Doyle. Viste un traje de tres piezas y contempla el lugar con curiosidad. Entra Bram, quien se extraña con la presencia del hombre.
STOKER.- ¿Puedo ayudarle, caballero?
DOYLE.- Busco a Sir Henry Irving.
STOKER.- No se encuentra en este momento. Llegará en una hora.
DOYLE.- El señor Stoker, supongo.
STOKER.- (Se aproxima) Así es, ¿con quién tengo el gusto?
DOYLE.- (Le ofrece la mano) Arthur Conan Doyle.
STOKER.- (Sonríe y estrecha su mano) Doctor Doyle, es un privilegio. Sir Henry y todos en el Teatro estamos muy emocionados por su obra.
DOYLE.- La emoción es compartida, en ese caso.
STOKER.- ¿Sir Henry tiene noticias de su visita?
DOYLE.- Le envié un telegrama la tarde de ayer.
STOKER.- Entonces no debe tardar en llegar. Odia la impuntualidad.
DOYLE.- En realidad anticipé mi arribo. Quería conversar con usted unos minutos.
STOKER.- ¿Conmigo?
DOYLE.- Si no lo distraigo de sus obligaciones.
STOKER.- En absoluto, señor.
DOYLE.- (Saca un libro del bolsillo de su saco) Para comenzar, quisiera que me obsequiara una dedicatoria (entrega el libro a Bram).
STOKER.- (Sonríe, apenado) “El Monte Shasta”.
DOYLE.- Una gran novela romántica situada en un entorno salvaje.
STOKER.- La escribí hace casi un año. ¿Así que es usted una de las pocas personas que se tomó la molestia de comprarla? Pasó prácticamente desapercibida, tanto para la crítica como para las librerías.
DOYLE.- La disfruté enormemente. Incluso recorrí las librerías de Edimburgo buscando sus trabajos previos.
STOKER.- Me halaga, doctor Doyle, (abre el libro y escribe una dedicatoria) y también me avergüenza.
DOYLE.- ¿Por qué?
STOKER.- (Devuelve el libro a Conan Doyle) Una persona de su talento y prestigio, ofreciendo semejante cumplido a un humilde novato como yo...
DOYLE.- Mis palabras son sinceras, señor Stoker. Debo reconocer que su prosa es perfectible, pero la imaginación y la creatividad en ella son notables.
STOKER.- ¿En verdad lo cree?
DOYLE.- ¿Puedo llamarle Bram?
STOKER.- Por supuesto, doctor Doyle.
DOYLE.- Llámeme Arthur. Puedo reconocer muchas de las inseguridades que yo mismo padecí al inicio de mi carrera.
STOKER.- ¿Inseguridad? ¿Usted?
DOYLE.- (Asiente con la cabeza) Aunque no lo crea. La primera es que no tuve ninguna formación literaria. Estudié medicina y me entregué a su práctica antes de obedecer al llamado.
STOKER.- ¿Al llamado?
DOYLE.- De una musa superior, Bram. Creo que soy un buen médico, pero eso no era suficiente. Me sentía incompleto, extraviado. Una mañana, ocurrió la iluminación. Tomaba una taza de chocolate caliente cuando mi mirada fue atraída por un libro que alguien había olvidado en el asiento contiguo.
STOKER.- ¿Y era?
DOYLE.- “Los crímenes de la calle Morgue”, de Edgar Allan Poe. El autor había creado el matrimonio perfecto entre la técnica narrativa y el pensamiento lógico.
STOKER.- Y así creó a Sherlock Holmes.
DOYLE.- También me inspiré en un antiguo profesor de la universidad, el doctor Joseph Bell, de quien fui ayudante. El escritor escribe sobre lo que le rodea, Bram. Tiene la obligación de transcribir su mundo. El doctor Bell tenía la asombrosa cualidad de reconocer los males de sus pacientes mediante la observación de sus signos físicos. Como usted sabe, otorgué el mismo poder de deducción a mi personaje.
STOKER.- Brillante.
DOYLE.- ¿Escribe algo en este momento?
STOKER.- Así es, Arthur.
DOYLE.- ¿Puede satisfacer mi curiosidad?
STOKER.- Es un relato de vampiros. No estoy seguro si será bien recibido. Ya tengo malas experiencias con mis trabajos previos.
DOYLE.- No haga de eso un obstáculo, Bram. Cuando escribí “Estudio en Escarlata”...
STOKER.- El primer caso de Holmes.
DOYLE.- (Sonríe) ... no lo hice para recibir el reconocimiento de nadie. Sea libre. Auténtico. Lo demás llegará en su momento.
STOKER.- Gracias por el consejo.
DOYLE.- Gracias a usted.
STOKER.- ¿A mí?
DOYLE.- Sus historias me han dado el valor para reconocer otras aficiones que nunca me atreví a confesar.
STOKER.- ¿Cuáles?
DOYLE.- El espiritismo. Es una de las principales preocupaciones de este siglo que agoniza. Usted es irlandés. Yo soy escocés. No podemos negar la tradición ni el imaginario de nuestros pueblos. Los fantasmas, los duendes, las bestias sobrenaturales, las hadas, forman parte de nuestro pensar y sentir. ¿Sabe por qué maté a mi detective?
STOKER.- No, y sus lectores aún se lo reprochamos.
DOYLE.- Para ser libre. Como a Moriarty, mi creación me perseguía –me persigue- a dondequiera que voy. He ahí mi maldición. Usted está libre de ella, Bram. Siga adelante. Obedezca a su instinto, y nunca lo traicione.
STOKER.- Lo haré.
IRVING.- (En off) Bram, regresé. Di a Collinson que sirva el té en mi oficina. Espero al doctor Arthur Conan Doyle.
STOKER.- Se lo dije, odia la impuntualidad.
DOYLE.- Puedo verlo.
STOKER.- Sígame, Arthur.
DOYLE.- Y una última cosa.
STOKER.- ¿Sí?
DOYLE.- (Al oído de Bram, discretamente) Prefiero el chocolate caliente al té.
STOKER.- Me las arreglaré para ofrecerle una taza humeante. (Le señala la oficina de Irving) Por aquí...
Bram y Conan Doyle salen. Oscuro.

2 comentarios:

  1. ahh este caballero marcó toda una época... personalmente no soy FAN FAN suya, pero me agradan algunas de sus novelas... entre ellas mi favorita: el sabueso de los baskerville.

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  2. También es mi historia favorita, King. Matrimonio entre lo sobrenatural enfrentado a la lógica. Hay muy buenas películas basadas en el relato. Una eficaz y reciente es protagonizada por Rupert Everett -el cuate gay de La boda de mi mejor amigo-, producida por la BBC y que pasan con relativa frecuencia por cable. Saludos.

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