miércoles, 4 de mayo de 2011

¿La tercera dimensión es el futuro del cine?

Esta fue la afirmación que recientemente hizo George Lucas, cineasta al que debemos la hoy sobre explotada saga que inició con La Guerra de las Galaxias (1977). El dicho de este importante empresario/artista hizo que me preguntara cuánta razón tiene. Nunca he sido entusiasta de la tercera dimensión –o 3D-, técnica inventada en los años cincuenta y popular por momentos desde entonces. Parece que en nuestros días se ha convertido en un negocio que los grandes estudios desean capitalizar a través de cintas hechas parcial y totalmente en este formato, así como mediante la traslación de películas ya estrenadas a la técnica –El extraño mundo de Jack, Toy Story y la serie completa de La Guerra de las Galaxias, por ejemplo-. Lo cierto es que no se ha puesto al servicio de la historia que se narra. Quizá algunos trataron de esquivar el pico que el vengativo minero lanzó a sus víctimas y se incrustó en un parabrisas en Sangriento San Valentín 3D (Patrick Lussier, 2009), y algunas escenas de Alicia en el país de las maravillas (Tim Burton, 2010) son delirantes. Pero todo el efecto que causa es fugaz y momentáneo. Se reduce a un deslumbrante estímulo visual. En la década de los sesenta William Castle fue reconocido por emplear esqueletos flotantes, dispositivos eléctricos y sabandijas que recorrían los pasillos entre las butacas de las salas de cine para reforzar el efecto horrorífico que causaban las imágenes que los espectadores contemplaban en la pantalla –estos trucos fueron nombrados gimmicks-. Quiero creer que la tercera dimensión puede conseguir algo similar y ofrecer algo más que el pene cercenado del remake de Piraña (Alexandre Aja, 2010) o los anteojos que el malvado presidente Wesker (Shawn Roberts) lanza a sus adversarios en Resident evil: resurrección (Paul W. S. Anderson, 2010).
Me gustaría conocer su opinión, así que el espacio está abierto.

4 comentarios:

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  2. No se, quizás lo veo desde mi perspectiva de treintañero, pero el 3D va bien con una película de ciencia ficción o acción o animada, pero los dramas o largometrajes de arte no los asimilaría así, más bien, será una opción más para elegir, pero así como el futuro del cine, no lo creo.

    Saludos mi estimado Roberto ;-D

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  3. Al parecer si, aunque muchos no queramos, quizá soy cursí y romántico, pero prefiero el cine al estilo "Spilberg"

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  4. Tal vez es la costumbre, querido Óscar, pues nunca me ha maravillado el 3D. Odio esos lentes y acabo mareado después de ver la película. La experiencia deja de ser placentera sólo por eso. Creo que somos seres chapados a la antigua, querido Saurón. ¡Saludos a ambos!

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