miércoles, 15 de febrero de 2012

Hay vida después de Hogwarts

Prueba superada. La dama de negro (James Watkins, 2012) es una película que no decepciona a los apasionados del Ghost story victoriano. Es una historia sencilla –con un guión de Jane Goldman a partir de la novela de Susan Hill-, correctamente ejecutada, sin pretensiones, con una espléndida y opresiva fotografía de Tim Maurice-Jones, una eficiente partitura de Marco Beltrami y una muy eficaz actuación de Daniel Radcliffe, recién egresado de la Escuela de Magia y Hechicería Hogwarts. Sobre todo es fiel al espíritu de lo que plantearon autores entrañables que mencioné en una entrada previa. Y más cerca, a lo dicho por Guillermo del Toro en el prólogo a su estupenda cinta El espinazo del diablo (2001): “¿Qué es un fantasma? Un hecho terrible condenado a repetirse una y otra vez”.
Inglaterra, principios del XX. El joven abogado Arthur Kipps (Radcliffe), deprimido por la muerte de su esposa y agobiado por las deudas, es enviado al Noreste del país a resolver pendientes administrativos tras la muerte de Alice Drablow, cliente de su firma y dueña del vetusto caserón Eel Marsh, situado en un islote en medio de una marisma –término correcto según los expertos-, un territorio desolador al que sólo se puede llegar por un camino cuando lo permite la marea. A su arribo, Kipps –hombre de ciudad- se encuentra con el recelo y rechazo de los pobladores –muy característicos de los victorianos, aunque la película se sitúa en plena era eduardiana-, quienes temen a la Dama de Negro (Liz White) del título. Al principio el abogado atribuye todo a la ignorancia y la superstición –hombre de ciudad, de nuevo-. Pronto, a la mala, cambia su pensar. En el proceso descubre la causa del penar de la fantasmal mujer con un desenlace que, si bien bello, no deja de ser trágico.
Y ahora el joven Radcliffe. A pesar de lo que algunos han dicho, se desprendió por completo de la figura de Harry Potter y consigue llevar sobre sus hombros el peso del relato. Su corta edad no hace daño a su papel si consideramos que en esa época –y hoy en día- un joven de 22 años ya era un hombre con grandes responsabilidades. Proyecta sin problemas el dolor por la pérdida de su amada y el gran amor por su hijo Joseph (Misha Handley), el cual demostró ser el más poderoso de los afectos humanos.
La dama de negro fue realizada con un magro presupuesto de 13 millones de dólares (magro para los estándares de la época). Recaudó más de 20 el día de su estreno (hoy supera los 35), lo cual la convierte en la más redituable cinta producida por la casa británica Hammer (es una coproducción de Inglaterra, Canadá y Suiza, no “gringa” como dicen algunos). Espero que su buena fortuna incentive a los estudios para crear películas igualmente interesantes. Los fantasmas siempre tienen mucho que ofrecer.
                                                                                                 

2 comentarios:

  1. Cinta muy disfrutable, Daniel despojándose del pequeño mago con lentes. Cabe destacar que al ver la película parecía que ya hubiera visto ese siniestro escenario, y claro así fue, gracias a la maestría de Don Germán Robles quien la presentó en los escenarios teatrales hace varios años.
    Volviendo a la cinta, a pesar de la aparente sencillez de la historia, ésta es tan buena que no requiere de mayor parafernalia.

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  2. ¡Ah! Y para quienes no era necesario un final feliz, sólo me parece que hay que verlo como la batalla del bien contra el mal. La "presa" a último minuto, le fue arrebatada a la rencorosa ánima de la "Dama de negro" gracias al máximo sacrificio del padre que entregó su vida para intentar rescatar a su pequeño hijo. El resto lo hizo la madre que estuvo allí para recibir a sus dos amores y guiarlos a un sitio luminoso y no a la sombra donde permanecen tantas almas inocentes.

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