viernes, 23 de agosto de 2013

Por qué Ben Affleck me causa las más grandes reservas para interpretar a Batman

Después de las incontables reacciones de ayer luego que se dio a conocer la noticia de que Ben Affleck interpretaría a Bruce Wayne/Batman en la venidera secuela de El Hombre de Acero (Zack Snyder, 2013), que iban de la más genuina indignación a la ira declarada –experiencia semejante a una turba de linchamiento virtual-, con la cabeza más fría, vale la pena hacer algunas consideraciones.
Diré para empezar que Affleck me cae bien. No es el mejor actor ni director, pero en lo general aprecio su trabajo. Pero pese a esto, a su buen aspecto, su carisma, sus facciones rectangulares que se ajustan al canon grecolatino de los superhéroes, y los reconocimientos que le ha valido su popular cinta Argo (2012), no me parece la elección más adecuada para interpretar al héroe de Ciudad Gótica. Si DC comics pretendía seguir el buen camino que tomó la cinta de Snyder –que e hizo respetar por vez primera al último hijo de Kripton-, el encomendar un papel que arrancaba las mayores expectativas a alguien tan popular y con tan malos recuerdos en contra, fue algo muy arriesgado. Me hace anticipar sus legítimos intereses comerciales. Más de uno de mis apreciados colegas me ha recordado la controversia que en sus momentos causaron las designaciones de Michael Keaton y Heath Ledger, cómo ambas son celebradas hoy en día y demostraron el error de la colectividad. Ambos tenían algo a su favor: el anonimato. Cierto, tanto Keaton como Ledger eran relativamente conocidos en su tiempo (más Ledger), pero la limitada noción de sus capacidades significaba un territorio lleno de posibilidades. Para ese momento, y a pesar de una carrera actoral de una década, las películas más notorias de Keaton eran las comedias Cuando papá se convirtió en mamá (Mr. Mom, Stan Dragoti, 1983) y Beetlejuice (Tim Burton, 1988). Ledger era un rostro un poco más familiar gracias a comedias románticas como 10 cosas que odio de ti (Gil Junger, 1999), dramas como Monster´s ball (Marc Forster, 2001) o extravagancias como Corazón de Caballero (Brian Helgeland, 2001). Los dos no tenían nada que perder y todo que ganar. El caso de Affleck es distinto. Es una figura reconocida. Muy reconocida, diría. El fanático de los comics tiene la mejor memoria. Y no perdona. El repudio a su encarnación del abogado ciego Matt Murdock en Daredevil (Mark Steven Johnson, 2003) es prácticamente unánime. A su favor recordaré su buena interpretación como George Reeves, quizá el más notable Supermán televisivo, en la película Hollywoodland (Allen Coulter, 2006), pero no sé si sea suficiente.
Me intriga el enfoque que Snyder dará a un encuentro que parecería imposible en la realidad. Por una parte tenemos a un extraterrestre. Por la otra a un millonario que se disfraza de murciélago. Uno pertenece enteramente al mundo de la ciencia ficción. El otro puede explicarse desde la realidad más abrumadora. El choque de ambos mundos debe ser el tema central de la película, cómo los dos campeones logran convertirse en poderosos aliados. Si bien Batman nunca ha aceptado del todo a Supermán –recordemos que le dice el boy scout-, respeta sus inmensas capacidades y reconoce su valor en la conformación de un grupo. Porque los esfuerzos fílmicos de DC apuntan a esto, a emular el éxito incuestionable que Marvel ha tenido con sus héroes.
Todo arranca mis más grandes reservas. Por el enorme aprecio que tengo al héroe, espero el resultado esté a su altura. Más porque el próximo año celebrarán sus primeros 75 años de vida. A esta altura es inútil objetar la decisión. Sólo diré que espera a alguien más del tipo de Josh Brolin para representarlo. Siempre he tenido presente al justiciero como lo dibujó en virtuoso Alex Ross, muy similar a un joven Gregory Peck. El personaje debe interpretarlo un gran actor, no necesariamente una estrella ni mucho menos una súper estrella. El actor de televisión Ray Stevenson logró dar más credibilidad al duro ex policía convertido en héroe Frank Castle en la poco conocida El Castigador: Zona de guerra (Lexi Alexander, 2008) que el desangelado Thomas Jane en la igualmente desangelada El Castigador (Jonathan Hensleigh, 2004). Henry Cavill, el nuevo Supermán, es un egresado de la pantalla chica. Es más recordado por su papel de Charles Brandon en el drama histórico Los Tudor. Creo que en el mismo espíritu los productores debieron considerar a alguien de perfil similar. Las burlas y las teorías de conspiración no se hicieron esperar. La que más me gusta es la de mi querido Aexis Patiño: “en un intento desesperado por hacer de Supermán un personaje más interesante, los productores dieron el papel de Batman a Affleck”. Lo único bueno, como lo han hecho notar este mañana, es que el nombramiento de Affleck como Batman significaría que Matt Damon sería el Robin obligado. Quién sabe. Tal vez el nuevo Batman me deslumbre. En verdad deseo tragarme todas mis palabras. Pero eso será hasta el 17 de julio de 2015.

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