lunes, 15 de noviembre de 2010

Temporada de zombis

“La muerte tiene la capacidad de aislarnos de los demás”, asegura uno de los protagonistas de Descansa en paz (Espasa, 2010), la más reciente obra del escritor sueco John Alvidje Lindqvist. Su mejor tarjeta de presentación es la novela Déjame entrar (Espasa, 2009), una inteligente y vigorosa revisión al tema del vampiro, indispensable en un momento dominado por infames sagas –su traslación al celuloide es igualmente brillante-. En esta ocasión hace al zombi lo que en su momento a los bebedores de sangre. El libro es notable porque la literatura ha dedicado al zombi poca atención. Debemos al cine que haya prosperado. Gracias a docenas de películas memorables conocemos bien el escenario donde se desarrolla la trama: los muertos se reaniman, por circunstancias no aclaradas, en hospitales y cementerios de Estocolmo. Las autoridades –como sucedió en estas latitudes con la influenza AH1N1- no manejan la situación como la sociedad espera. Le sigue a esto un drama que, más que exhibir a un grupo de hombres luchando por su vida, nos habla de la incapacidad humana para enfrentar la pérdida, con algunas escenas capaces de estremecer al lector. Al menos así me sentí cuando Anna y Gustav intentaron rehidratar al pequeño Elías, muerto meses atrás, víctima de los estragos del sepulcro.
Siempre he confesado que los zombis son los monstruos que más me asustan. Poseen una especial vigencia en esta sociedad deshumanizada, devorada por el consumo y la enajenación, presa de la paranoia por las enfermedades infectocontagiosas. Tal vez por eso se han convertido en una presencia constante en mi andar, desde la muy reciente Zombi walk –celebrada en muchas ciudades del país, con sorprendente poder de convocatoria -, el estreno de la serie de televisión The walking dead –que tuve el privilegio de ver en el festival Mórbido- y la emisión del jueves pasado del programa radiofónico Carpe Noctem.
De The walking dead, basada en la serie de historietas de Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard, y dirigida con habilidad por Frank Darabont –el mismo de Milagros inesperados y Sueño de fuga, sólo puedo expresar mi mayor agrado. La historia nos resulta inevitablemente familiar: un asistente del sheriff del poblado de King County (Andrew Lincoln) es lesionado durante un tiroteo y cae en estado de coma. Despierta en un hospital desolado, con huellas de violencia, una sala cerrada con candados y la advertencia “Muertos adentro. No entrar”. Regresa a su casa en busca de su esposa e hijo, pero éstos –al igual que toda la comunidad- han desaparecido. Se encuentra con unos sobrevivientes –padre e hijo- que lo ponen al tanto de la situación: los muertos han despertado y prácticamente doblegado al país. Contra los consejos de sus rescatadores, toma cuantas armas puede de su antiguo trabajo y emprende el viaje a la ciudad, en busca de sus seres amados. “Evítalos en grandes grupos”, le dijeron sobre los “caminantes”. Pronto comprende –a la mala- cuánta razón tenían. En su segundo episodio –serán seis, según me enteré- descubrimos que la tragedia es resorte de las más nobles y heroicas acciones de las que es capaz el hombre –recordemos los sismos de 1985-. También las más viles, y ello lo prueba la participación especial de Michael Rooker, famoso por encarnar en el pasado al asesino serial Henry Lee Lucas. En estos primeros capítulos aprendimos que los zombis se alimentan también de animales –pobre caballito- y una forma de evitar ser reconocidos por ellos es desmembrar a uno y embadurnarnos con su sangre y entrañas putrefactas, como lo hicieron los desesperados científicos de Mimic (Guillermo del Toro, 1997) para engañar a esas cucarachas superdesarrolladas.
El furor zombi –también podemos llamarlo zombimanía- está muy lejos de terminar. Se han anunciado secuelas de Tierra de zombis (Zombieland, Ruben Fleischer, 2009), Exterminio (28 days later, Danny Boyle, 2002) y una adaptación de Guerra Mundial Z, novela de Max Brooks –autor de la indispensable Guía de sobrevivencia zombi- que será estelarizada por Brad Pitt. Contra lo que estas historias vaticinan, el futuro es promisorio.

6 comentarios:

  1. Descansa en paz es una delicia. Imprescindible para los amantes del género. Me han gustado los primeros episodios de The walking dead. A pesar de que no es idéntica al cómic, los cambios le están dando mayor dramatismo y suspenso. Tanta gente en el Zombie walk fue impresionante. Bienvenidas sean las secuelas y sí, La guía de supervivencia zombi, además de útil, es muy divertida.

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  2. Me gusta lo que hace Ajvide Lindqvist. Me acerque a Descansa en Paz por una entrevista muy buena e interesante que le hizo Mario Abner en el Reforma. Espero con ansias sus siguientes libros.

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  3. el trabajo de este hombre, Lindqvist es genial. No he tenido chance (ejem dinero) de comprar/leer el libro, pero es algo que deseo hacer pronto.

    Estoy siguiendo The walking dead y hasta ahorita me está gustando, sólo espero no enreden demasiado la trama (estilo LOST) y terminen haciendo que medio mundo se aburra. Porque así como un montón de cadáveres tras tuyo puede ser divertido, también puede tornarse tedioso.

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  4. Muy ciertas sus percepciones del libro, amigos. Y de The walking dead, no conozco aún las novelas gráficas, la serie va muy bien. Por ejemplo, evita ciertos lugares comunes, como eso de que los latinos son malvados por naturaleza. Sólo son supervivientes luchando por el bienestar de otros y el propio. Veamos cómo concluye. Saludos a todas y todos.

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  5. Ja! Justo me tocó leer la parte donde Gustav baña a su nieto recién desenterrado cuando estaba esperando en el consultorio de mi doctor. Gran libro! Gran imagen! Y la propuesta del zombi que tiene Ajvide, simplemente maravillosa.

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  6. Olvidé comentar que recomiendo como indispensable ver la miniserie británica "Dead Set". Me arriesgo a decir que incluso es mejor que "The walking dead".

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