martes, 29 de mayo de 2012

Palabras pendientes


El viernes pasado se presentó por segunda vez una antología que es una auténtico deleite. Su antologador y uno de sus autores me invitaron para acompañar la ocasión, pero el trabajo no me permitió estar allí. De haber sido posible, habría dicho algo así:

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Presentar El abismo. Asomos al terror hecho en México (Ediciones SM, 2011), la estupenda antología de Rodolfo JM, en este Museo del Templo Mayor, recinto donde se encuentran los cimientos de nuestra cultura, puede parecer inapropiado a simple vista. Pero tiene en realidad mucho sentido.
El horror y la fantasía son géneros poco explorados por los creadores del país, mayormente porque siguen considerándose por la gran mayoría y muchos estudiosos como temas menores y banales. Pese a que han alcanzado momentos brillantes gracias a la pluma de prodigios como Bernardo Couto, Amparo Dávila, Juan José Arreola, Francisco Tario, Emiliano González, el recientemente extinto Carlos Fuentes –que ahora está en todas partes en secreto, como dijo Jaime Sabines-, mis queridosVicente QuirarteAlberto Chimal –aquí presente-, Bernardo Fernández BEF, Ricardo Chávez Castañeda, Ricardo Bernal, Doris Camarenay Norma Lazo, pocos escritores mexicanos se han atrevido a explorarlo. Esa es una de las virtudes iniciales del texto que nos reúne, sólo que el antologador reúne a las nuevas voces de la narrativa nacional del tema, desde Rafael Villegas, Calos Alvahuante, Pepe Rojo, Alejandro Badillo, F. G. Haghenbech, entre muchos. Es una propuesta que rinde un declarado tributo a las viejas colecciones de Editorial Bruguera o Martínez Roca, volúmenes entrañables que incendiaron la imaginación de los autores aquí contenidos y de generaciones enteras de devotos. Su otro acierto es que sus historias se desarrollan en un entorno fácilmente reconocible: los rincones oscuros de esta urbe, la provincia mexicana, la aparente paz del hogar. Todos se alimentan de la vasta tradición e imaginario de nuestro pueblo.
Como todo libro de su tipo, hay historias que los lectores preferirán sobre otras. Todas tienen el mérito de haber sido escritas con buen oficio y convicción en los fulgores de lo oscuro. Brillan para mi tres relatos: Samaná de Bernardo Esquinca, cuento que inicia en el Centro Histórico de esta ciudad y tiene claras influencias de las imágenes oníricas de David Lynch y las pesadillas de Stephen King,  Post mórtem de Omar Delgado, donde las costumbres funerarias de muchas localidades de la República son el resorte para el horror y Mar del Norte de Alejandro Pérez Cervantes, que recuerda a dos figuras indispensables de mi formación, tan opuestas entre sí: Gregorio Cárdenas Hernández, conocido por su infame vocación como El estrangulador de Tacuba, y Alfonso Quiroz Cuarón, el más reputado Criminólogo mexicano.
El resultado es un libro disfrutable de principio a fin, que nos arrancará los más genuinos sustos. Finalizo expresando mi gratitud a Ediciones SM por apoyar este tipo de proyectos, mi más grande enhorabuena a todos los autores, a la pasión y entusiasmo de Rodolfo JM y su buen tino para ensamblar esta Liga de Caballeros –y Damas- Extraordinarios y sobre todo a ustedes, los lectores, por creer en lo maravilloso que, aunque intangible, está siempre cerca de nosotros.

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