viernes, 4 de mayo de 2012

Amores que matan


Hagamos una pequeña pausa para hablar del mayor de todos los horrores, el de la vida real. “Sin duda, una de las parejas más insólitas de la historia del crimen ha sido la formada  por ese latin lover de origen español y aquella obesa mujer, que se convertiría en su activa amante y cómplice en una larga serie de asesinatos y chantajes, estafando a viudas y otras mujeres solitarias, como la propia Martha Beck, quien pasó de víctima social y madre abnegada a sádico verdugo femenino”, nos recuerda Rafael Aviña en su ya inconseguible libro Asesinos seriales, de la nota roja a la pantalla grade (Times editores, 1996). Cuando el autor habla de “ese latin lover” se refiere a Raymond Martínez Fernández, media naranja de Martha. Ambos lograron notoriedad gracias a sus infames acciones. Y parte de esta trascendencia la consiguieron con ayuda del séptimo arte.
Pensé en ellos ayer que me topé en la televisión con Amores asesinos (Lonely hearts, Todd Robinson, 2006), una cinta sencilla y sin pretensiones que tiene la emotividad de ser escrita y dirigida por el nieto del hombre que capturó a la pareja. Incluso la dedica a la memoria de su padre Edward Robbison (Dan Byrd), quien aparece siendo un niño en la historia. En un largo flashback que inicia en la Prisión de Sing Sing el 8 de marzo de 1951, fecha en que ambos criminales fueron ejecutados en la silla eléctrica, la voz en off del detective Charles Hilderbrandt (James Gandolfini) nos narra los eventos que les condujeron a ese momento. Su compañero, el condecorado detective Elmer Robinson (John Travolta), sufre el suicidio de su esposa y se embarca –en parte para exorcizar demonios personales-  en la cacería de un estafador llamado Raymond Fernández (Jared Leto) y su compañera sentimental Martha Beck (Salma Hayek), ambos convertidos eventualmente en asesinos.
La idea de Robinson no era nueva. Ya Leonard Kastle llevó al cine las terribles aventuras de la pareja en 1970 en Amantes sanguinarios (The Honeymoon Killers), una cinta con “un reparto de actores desconocidos, un presupuesto ínfimo, un enfoque realista, casi documental, con locaciones en varios de los sitios originales y una escueta fotografía en blanco y negro” –continúa Aviña- factores que la convirtieron en un clásico instantáneo del cine de serie B. Francois Truffaut la consideraba su película estadounidense favorita. No se si la versión del 2006 le hubiera encantado. Primeramente porque la imagen repelente de la Martha Beck original fue sustituida por la deseable figura de la Hayek, enfundada en vestidos ajustados como las femmes fatales de los cuarentas, todo en aras de comercializar con los atributos de la actriz y su propia vanidad. Me hubiera encantado verla transformada físicamente como lo hizo la sudafricana Charlize Theron en Monster (Patty Jenkins, 2006). Pero ella hace algunas preguntas inquietantes a su antagonista: “¿Alguna vez alguien lo ha amado tanto, detective, y ha sido capaz de matar o morir por usted?”.
Luego que Robinson y su equipo finalmente atraparan a los malvados, éste busca pistas entre sus pertenencias. En ese momento repara en un triciclo que se encuentra a unos metros; luego en su caja, que se encuentra entre los objetos empacados por la pareja para su escapatoria. El detective la abre y se encuentra con su terrible contenido, que el espectador nunca ve pero adivina, lo que le arranca un genuino lamento y lo obliga a apartarse un instante, para caer de rodillas en el campo. Esto le permitió posteriormente arrancar a Beck una confesión, con argumentos demoledores: “mi vida es una interminable cloaca de personas como usted. En algunos años olvidaré su nombre. Sólo será un caso cerrado y archivado. Ahora tiene la oportunidad de hacer algo bueno. No es mucho pedir considerado lo que ha hecho. Será lo último que hará en su triste y patética vida”.

Me emociona saber que esta entrada la leerá el visitante número 100,000 de este blog. Agradezco a todos el tiempo que me han regalado y sus valiosas aportaciones. Nos veremos en unos días, pues hay horror para rato. 

2 comentarios:

  1. Me recordaron a los Starkweather (Charles y Caril Ann Fugate) creo q también se hicieron algunas películas de ellos no? de esas sus aventurillas... jo jo!

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  2. ..."en su ya inconseguible libro Asesinos seriales, de la nota roja a la pantalla grade"... Dices muy bien inconseguible, no crees que siendo tu amigo pueda ofrecernos algunos ejemplares para los interesados, que yo creo somos muchos, jojojo, obvio no tiene que ser de a gratis , jojojo , Saludos y Felicidades por tus 100 000 Horrorizados, Brindemos a su Salud Dr. Coria
    JSH

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