martes, 12 de febrero de 2013

Que siga fluyendo la sangre


Sigamos con Psicosis, pero no con la obra maestra de Alfred Hitchcock, sino con sus cimientos. En 1998, Stephen Jones y Kim Newman publicaron la actualización de Horror 100 best books (Carroll & Graf, Nueva York), un maravilloso compendio cronológico que reseñaba lo mejor del género (hasta ese momento). Y algo saben los señores sobre el tema. El primero es un reputado antologador y estudioso de los territorios horroríficos y erudito de la obra de Clive Barker; al segundo le debemos la maravillosa saga que comenzó en 1992 con la novela El año de Drácula. En el texto, básicamente, prestigiados autores de horror y fantasía hablaban del trabajo de otros autores de horror y fantasía. Asignaron el lugar 57 a una obra que todos conocemos y la cual viene a colación por la reciente película que comenté. Cedo la palabra a Hugh B. Cave, reputado cuentista y autor de la llamada pulp fiction:



Olviden la película. El señor Hitchcock hizo un trabajo magistral, seguro. Y todo el mundo en el planeta que esté interesado en el género de terror debe haberla visto al menos una vez. Pero la novela de Robert Bloch fue una obra maestra desde el principio. El señor Hitchcock no creó a Norman Bates ni a su espeluznante motel; fue el señor Bloch. Y no como un proyecto especial. Siguiendo los pasos de sus cuentos, adaptaciones de radio (de su propio trabajo) y al menos cuatro otras novelas, Psicosis era otro producto de su imaginación maravillosamente fértil y disciplinada.
Tengan en cuenta que recalco palabra disciplinada. Debido a que gran parte la fuerza de Psicosis está en la escritura.
Desde el principio, Robert Bloch escribió con claridad, utilizando el lenguaje para comunicar, no para confundir. Mucha de la escritura de hoy es intencionadamente oscura, deliberadamente dirigida a que el lector se pregunte, al terminar de leer una historia, “¿qué fue todo eso?”. Demasiados escritores consideran que su trabajo es una lucha entre ellos mismos y el público con, por supuesto, los dados cargados a su favor y con el lector obligado a sentirse estúpido por no comprender el relato.
No el señor Bloch. Su prosa es como el tono claro y puro de una trompeta Bix Beiderbecke, no como el rugido una sirena luchando para ser escuchada en la espesa niebla. Así que lo que dice es inmediatamente comprensible y, por lo tanto, aún más poderoso.
Lo que Bloch dijo en Psicosis influyó el arte de la escritura horror. No volvió a los estantes polvorientos donde estaban los vampiros, los hombres lobo y las otras bestias predilectas de los novelistas Victorianos. Lisa y llanamente exploró horrores que cotidianamente se encuentran al acecho. Olvidó los castillos en ruinas, los científicos locos, los dioses antiguos y terribles que escribió en Weird tales y otras grandes revistas. Esas fueron buenas historias para su tiempo y siempre será divertido releerlas o coleccionarlas. Pero observen cuidadosamente a su vecino, que va a una oficina todos los días, vende seguros o, en este caso, dirige un motel acosado por los recuerdos de una madre dominante.
Con esta novela, Robert Bloch produjo a los lectores grandes saltos de horror que erizaban sus cabellos mientras pasaban las páginas con avidez, y mostró de paso a los escritores cómo manejar un nuevo tipo de historia de horror.
Casi todos los autores del género en nuestros días han sido influidos, de una forma u otra, por Psicosis. Llámelo un hito en la literatura de terror, escrito por uno de los grandes. Eso es lo que ambos son.
-Hugh B. Cave.

2 comentarios:

  1. "Psicosis" es definitivamente una de mis películas favoritas, pero no he tenido oportunidad de leer el libro. Supongo que el día que lo haga no podré evitar imaginar que los personajes realmente lucen como Janet Leigh y Anthony Perkins.

    Y qué buen blog, por aquí estaré seguido.

    ¡Saludos!

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    1. Completamente de acuerdo, Calavera. Ojalá puedas leer ponto la novela. No te decepcionará y consigue sacudirse las imágenes que todos conocemos. Esta es tu casa. Gracias por tu visita.

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