Creighton Tull Chaney nació muerto el 10 de febrero de 1906. Su padre, el memorable actor del cine mudo Lon Chaney, lo tomó en brazos, lo llevó hasta la superficie del lago congelado de Belle Isle, Oklahoma, hizo una fisura en el hielo con un martillo, sumergió al pequeño en el agua helada y lo devolvió a la vida. Años después, al seguir los pasos de su progenitor, advirtió que usar su nombre le abría muchas puertas. Adoptó pues el de Lon Chaney, Jr. Su inicio en la profesión actoral fue caracterizado por papeles que si bien le valieron el reconocimiento de la crítica no le merecieron mayor notoriedad. El año de 1941, en pleno furor por las cintas de horror y con horrores reales de fondo (la Segunda Guerra Mundial), los estudios Universal decidieron filmar una historia de licántropos que emulara el éxito de Drácula o Frankenstein. El hombre lobo fue dirigida por George Waggner (quien posteriormente dirigiría muchos de los episodios televisivos del Batman de Adam West) y contó con un espléndido guión de Curt Siodmak, hoy por hoy el responsable de articular la imagen moderna del licántropo en la cultura popular. Tal vez la pieza más notable de la cinta fue la elección de Lon Chaney, Jr. para representar al atormentado Lawrence Talbot, el heredero mordido por un hombre lobo y que consecuentemente se convierte en uno. La película es grandiosa, uno de los mejores especímenes de su tipo y su tiempo. Brilla con luz propia entre otros títulos de ese año, como El halcón maltés o el Ciudadano Kane. Si su padre fue conocido como “El hombre de los mil rostros”, Lon Chaney, Jr. tuvo uno solo, el del trágico licántropo Lawrence Talbot. Nació para interpretar el papel y siempre estuvo orgulloso de la fama que le ofreció. Repitió su caracterización en uno de los primeros crossover que recuerdo, Frankenstein contra el hombre lobo (Roy William Neill, 1943) y, en sus últimos años de gloria, en La casa del terror (Gilberto Martínez Solares, 1959), al lado de Germán Valdés “Tin Tán”, otro actor único e irrepetible como él.
Recordemos, en el 104 aniversario del nacimiento de Lon Chaney, Jr., la advertencia que le hizo la gitana Maleva en su película más recordada como un aperitivo antes de ver la reaparición de su mejor creación en el cine:
Incluso el hombre puro de corazón
Que reza sus oraciones de rodillas
Puede convertirse en lobo si la flor del lobo florece en la montaña
Y con luz pura la Luna llena brilla en el cielo de octubre.
Orale que fantastica historia de los inicios de su vida
ResponderEliminarque cosa mas mala
ResponderEliminarsiempre meten el cine
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