lunes, 10 de mayo de 2010

Una sonrisa para Kikina

Hace un rato falleció Kikina, también conocida como Totorot, Histerias o Totorotiña. Ella, junto a su hermanito Conejo, llegó a la que hoy es mi casa hace seis años. Mi suegra los rescató en el Bosque de Chapultepec, muy cerca de Casa del Lago de la UNAM. Kikina se reunió finalmente con su hermanito. Nadan juntos en el estanque más cristalino. De toda la alegría que trajo a mi vida, lo mejor es que ayudó a recuperar la esperanza en la humanidad: me mostró los buenos sentimientos que puede despertar en algunas personas, la inmensa capacidad de amar, la forma desinteresada y pura en que se entregan al cuidado de un animalito que para muchos es inferior, aunque en la realidad es lo opuesto. Dejó de respirar en brazos de una persona estupenda, la mejor. Ana Luisa fue su mejor amiga, su fiera guardiana, su alter ego. Muy pocos tienen la oportunidad de formar tan dichoso vínculo. Gracias por todo Kikina. Cuando nos encontremos de nuevo podrás robarme mis cubiertos o morderme mi pantalón. Tu ausencia nos causa un dolor profundo. No obstante te dedico mi sonrisa más amable.

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