lunes, 31 de enero de 2011

Los remakes de películas de horror y la vejez. Segunda de dos partes.

6. Muchos directores han sucumbido a la necesidad de reelaborar obras que les valieron notoriedad, en algunos casos como un ejercicio de auto superación o aferrándose a sus triunfos pasados. Instalado en Hollywood y acogido por los grandes públicos estadounidenses, el Maestro Hitchcock dirigió un exitoso remake de su propia cinta El hombre que sabía demasiado (1956), que ya había filmado en su país natal en 1934. Lo mismo hizo el austriaco Michael Haneke con sus Juegos divertidos (1997 y 2008), o Takashi Shimizu al traer a occidente su serie de historias Ju-on, con Sarah Michelle Gellar –mejor conocida como Buffy la cazavampiros- como protagonista. Veo los tres casos como una suerte de impuesto por derecho de piso, una cuota por usar los vastos recursos de la industria fílmica más poderosa del mundo.

7. También existen remakes voraces, propiciados por intereses económicos. Las productoras estadounidenses difícilmente pueden resistirse a fenómenos extranjeros que se convierten en redituables películas y, eventualmente, en franquicias. Ejemplo de esto son las versiones norteamericanas de cintas como la saga japonesa Ringu, iniciada en 1998 por Hideo Nakata y adaptada en 2002 por Gore Verbinski. Lo mismo sucedió con la brillante cinta española de zombies –o al menos eso creíamos- REC (2007), de Jaume Balagueró y Paco Plaza, que al año siguiente fue reelaborada bajo el título de Cuarentena por John Erick Dowdle. Y acaba de estrenarse Déjame entrar, versión estadounidense de la película sueca de Tomas Alfredson (2008), con apenas un par de años de diferencia. Quienes la han visto aseguran que es mejor que la original. Juzguemos por nosotros mismos. La comentaré en unos días.
8. Muchos justifican un remake por los avances técnicos. En su muy reciente Furia de Titanes (2010), el francés Louis Leterrier pretendía rendir tributo a la película que en 1981 dirigió Desmond Davis. Para ello incorporó los –que se dicen- más recientes avances técnicos en el campo de la animación, pirotecnia visual que sin duda es excesiva y demuestra que la tecnología, por muy impresionante que sea, nunca reemplazará una buena historia que tiene encanto, porque prefiero mil veces la animación stop-motion de Ray Harryhausen que sus gráficos tipo videojuego, como esa secuencia de los escorpiones gigantes. Muy pocos directores pueden resistirse a caer en esto, al menos en un par de secuencias. Ya hablé del remake de Pesadilla en la Calle Elm. En uno de los momentos más recordados por los aficionados de la cinta original, Freddy se aparece por encima de la cabecera de la cama de una inquieta Nancy, una escena brillante por su simplicidad y economía (un actor restregándose contra una película de látex que simula ser un muro). En la nueva versión esto es reemplazado por un efecto digital que es supuestamente más realista pero no puede disimular su procedencia y termina por verse falso.
9. Y por último existen remakes que nunca, pero nunca, debieron existir. Y de ellos prefiero no hablar mucho, pues sus incontables fallas consumirían nuestro valioso tiempo. Algunos de los que más he aborrecido en tiempos recientes son Terror en la niebla (Rupert Wainwright, 2005), El Hombre de Mimbre (Neil Labute, 2006), Hasta el viento tiene miedo (Gustavo Moheno, 2007), El Libro de Piedra (Julio César Estrada, 2009), y Viernes 13 (Marcus Niespel, 2009), por sólo citar algunos.

Que los remakes seguirán produciéndose, es algo seguro. Y así será mientras sigamos consumiéndolos. Porque sus artífices y beneficiarios saben que inevitablemente acudiremos a verlos por curiosidad o nostalgia. Quién sabe. Tal vez se encuentre a la altura –o supere- a la obra que lo propició. Porque cuando acudimos al cine siempre esperamos sorprendernos.
El espacio está abierto para recibir sus recomendaciones y advertencias. ¿Cuál ha sido el remake que más les ha gustado y el que más han odiado?

1 comentario:

  1. remakes... Creo que en algunos casos es como re-editar un cuento, tienes la oportunidad de hacer mejor las cosas, y limar errores vergonzosos. Si es el caso de que el remake es del mismo director.

    Cuando es otra industria quien toma riendas del remake, es porque se quedaron sin ideas y quieren robarse (y a veces destrozar) una que resultó productiva.

    Espero con ansías su reseña del Remake de Let the Right one In, quiero comparar comentarios al respecto.

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