5. El sexo no siempre vende. Si como pensaba Herschell Gordon Lewis, principal artífice del cine gore, que “el sexo y la muerte venden”, la combinación no siempre es afortunada. El pornógrafo convertido en director de algunas cintas de horror de culto aseguraba que como los hombres pagaban las entradas al cine, había que complacerlos con heroínas voluptuosas. Es cierto que Elisha Cuthbert, hija de Kiefer Sutterland en la extinta serie de televisión 24, es una chica muy atractiva. Pero su figura no aportó nada a la cinta El Sótano (Captivity, Roland Joffé, 2007). Y como éste podría nombrar innumerables casos.
6. El susto barato. El protagonista realiza alguna actividad cotidiana o explora un lugar peligroso. Abre, por ejemplo, la puerta con espejo del anaquel de un baño. Cuando la cierra descubre súbitamente atrás de él al monstruo en cuestión, o a algún amigo cuya presencia en el sitio es inesperada, con un aumento en el volumen o un acorde que altera el flujo de la banda sonora. Sigue a este susto repentino una estela de risas del auditorio. Muchas películas se ostentan como de horror abusando de este recurso. Esta clase de estremecimiento, fugaz y físico, es previsible en muchas ocasiones y siempre decepcionante.
7. Las secuelas innecesarias deben morir. Un hombre lobo americano en Paris (Anthony Walker, 1997) buscaba explotar el éxito de la cinta canónica de John Landis (Un hombre lobo americano en Londres, 1981). El resultado final, de ínfima calidad en todos los aspectos, la condenó al olvido. Igualmente sucedió con El Proyecto de la Bruja de Blair 2 (Joe Berlinger, 2000), secuela que se alejó diametralmente de su antecesora y no aportó nada a una premisa interesante. Menos horripilante fue la secuela de la estupenda REC (Jaumé Balagueró y Paco Plaza, 2007), REC2 (2009), nuevamente dirigida por la dupla española. La cinta retoma la historia en el instante mismo de su aparente desenlace, pero le da un giro dramático al transformar lo que parecía ser una inteligente película de zombis en un relato de posesiones demoníacas, con todo y un sacerdote que no deja de recordarme al Padre Merrin (Max Von Sydow) de El Exorcista (William Friedkin, 1973). Este tipo de esfuerzos, realizados con voracidad comercial en muchos casos, no sólo traicionan historias ingeniosas sino que defrauda profundamente al cinéfilo.
8. Los remakes innecesarios también deben morir. Mi amigo Jorge Grajales, para calificar la nueva versión de Psicosis (Gus Van Sant, 1998), acuñó una frase que vive en mi memoria: “si no está roto, no lo compongas”. Sigo defendiendo la cinta como un ejercicio cinematográfico curioso y como un esfuerzo por traer a las nuevas generaciones una historia memorable. Van Sant dirigió una impecable calca, en vívido color y encuadre por encuadre, de la obra inmortal de Alfred Hitchcock. Infame sin duda fue La casa de cera (Jaumé Collet-Serra, 2005), actualización de la joya protagonizada por Vincent Price. Un guión irrisorio, una lluvia de “estrellas juveniles” y un villano inverosímil atormentan mis reducidos recuerdos de ella. La parte que no puedo olvidar –porque la celebré sinceramente- fue la muerte de la socialité Paris Hilton. El malvado pudo atravesarle el cráneo con facilidad con un tubo porque no había un cerebro que opusiera resistencia. Y de las mexicanas Hasta el viento tiene miedo (Gustavo Moheno, 2007) o El libro de piedra (Julio César Estrada, 2009), no vale la pena hablar.
9. Un videojuego exitoso no garantiza una gran película. La saga El huésped maldito se basa libremente, como sabemos, en el popular videojuego Resident evil. El purista de este medio puede obviar las diferencias por sus valores de producción, sus efectos especiales o por la presencia de Mila Jovovich. Pero otros intentos no han corrido con la misma suerte. La casa de los muertos (Uwe Boll, 2003), adaptación del videojuego de Sega, es funesta por el lado que se le vea. Cuando al villano le preguntaron para qué quería ser inmortal, respondió con gran contundencia: “para vivir para siempre”. Doom, la puerta al infierno (Andrzej Bartkowiak, 2005), con el astro de la lucha libre Duane“The Rock” Johnson, deja mucho qué desear. Muchos cineastas no comprenden que los videojuegos son un medio diferente al cine, con un lenguaje propio que en ocasiones sólo funciona bien en su forma original. Si muchos cineastas no lo entendieran, seguramente ya hace mucho se hubiera lanzado Pacman begins.
Dejo deliberadamente de lado el tema de las llamadas películas de culto. Glen o Glenda (1953), La novia del monstruo (1955) y Plan 9 del espacio exterior (1958), todas escritas y dirigidas por Edward D. Wood, Jr., son malísimas, pésele a quien le pese. Pero sus deficiencias, candor y la nostalgia las convirtieron, con el paso de los años, en objetos dignos de veneración y forman parte entrañable de las videotecas de muchos de nosotros. Quién sabe. A lo mejor los admiradores de muchas de las cintas que mencioné en esta serie de entradas aún no han nacido. O tal vez nunca existan. De lo que estoy seguro es que muchas no sobrevivirán el paso del tiempo.
Muy cierto, Roberto, muy cierto... De igual manera, Mirrors 2 nunca debió ser hecha. Pero en fin. Por cierto, dos cositas: es Duane Johnson (The Rock), y Ed Wood... errorcillos...
ResponderEliminarAlguna vez me gustaría que hablaras de buenos remakes y/o buenas secuelas, a tu parecer.
¡Definitivamente el susto barato (yo les llamo "lugares comunes") son de lo peooor que puedo encontrar en una película de terror. Incluso, pueden echar a perder una buena película de terror. Yo creo que, con medida, pueden ser enrriqueced ...ores, pero hay películas que pasan de susto en susto, de tamborazo en tamborazo, de refri en refri (clásico que el fulano en cuestión abre el refri para tomar jugo o leche directo de la botella y, al cerrarlo, el mismísimo chamuco está detrás!), o las puertas de los armarios y de fondo la música de violines; los escenarios estúpidamente oscuros y l@s protagonistas que no encienden la luz ni para ver por donde van; en fin, esos lugares comunes, desgraciadamente son ¡tan comunes! pero taan chafas. ¡Súper las 2 entregas! Espero la 3a ;)
ResponderEliminarjajaja... Pacman begins, no des ideas porque las paredes oyen. Muy bueno tu post, yo extendería el punto 9 a libros y novelas gráficas, pero tal vez me estoy adelantando a la tercera parte.
ResponderEliminarUn saludo
Mil gracias, Ari. Error arreglado. Y también a ustedes, Karlapo y Джесс. Del punto 9, lo expandiré a novelas gráficas, muy buena sugerencia. Saludos a todos.
ResponderEliminarMuy buena esta segunda entrega, me gusto especialmente lo de las cintas basadas en videojuegos. Casi todas son muy malas.
ResponderEliminarSaludos
Yo sólo quisiera saber por qué el gringo tiene la costumbre de hacer remake de buenas películas de horrror como las japonesas y echarlas a perder. También el de los videojuegos claro.
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